martes, 5 de agosto de 2014

El bautizo del terror


Que foto mas terrible, ah que no habrá otras fotos mas decentes de mi hermoso hijo con su roponsito blanco donde a mi me luzcan las lucesitas recién pintadas en el cabello y la figura recuperada tras el parto? si ha de haber, no se bien ni quien tomó fotos, luego me las pasarán, en cuanto encuentre alguna donde nos veamos todos bonitos y mi niño falsamente feliz de seguro me la pondré de portada en la laptop, imprimiré copias para abuelitos y familiares y recordaré falsamente por siempre su feliz bautizo, pues no, fue un infiernito y esta fotito vale mas que todas las palabras aquí escritas.

Mi marido y yo no somos de esas personas que organizan eventos, a lo mucho "pizzas  y chelas en la casa saliendo de la chamba" y hasta ahí, pero teníamos que bautizar a meatball y se nos ocurrió la brillante idea... esta bien esta bien, se me ocurrió la brillante idea "no esta para tanto la crisis, vamos haciendo algo chiquito aquí en la casa.. cuantas peronas? 20?.. y los tios?.. esta bien 30... y los amigos? .. bueno 40.. pero como vamos a invitar a fulano y a sutano no.. bueno pues 60, pero no creo que vayan todos" y así empieza, 60 no caben en la casa, esta bien, esta bien, rentemos un lugarsito... y que van a comer? bueno pues unos taquitos... y un alcoholito no? y no va a haber música? y los centros de mesa que? puro mantel blanco? y así empieza lo que parecía la interminable planificación de un evento que entiéndase no tiene nada que ver con pachanga, pero es un excelente pretexto para levantar al meatball en los brazos y presentarlo a familiares y amigos que no habían tenido la oportunidad de conocerlo en persona.

Gracias a la ayuda de los abuelitos y los tíos, a los que les tocó toda la detallada que en nuestra cabeza jamás circuló (recuerditos, centros de mesa, botanita, vinito. Nosotros solo pensamos: LUGAR + TACOS + CHELAS + COCAS + ROCKOLA : BAUTIZO EXITOSO) salió lo que parecía un evento completamente organizado, que podía salir mal?

Todo empezó en el vuelo de ida a tierras Tapatías, meatball estaba raro, no era mi nenuco que pasaba de la chichi al trapo del trapo a la chichi, estaba inquieto, no llorón pero inquieto, tenía que levantarlo por los aires (en el aire) en continuas ocasiones, mecerlo, hacerle jueguito, no se pegaba como era de costumbre, pero bueno, ya no es un neonatito, ya es un bebesito grande de cinco meses así que supuse que era normal, los días de mi nenuco entrapado estaban llegando a su fin. A la llegada a Guadalajara como era de esperarse empezó a pasar de brazo en brazo y de cariño en cariño entre los miembros de mi familia, yo lo veía medio .. sobreestimulado? pero era normal, estaba fuera de su ambiente, y claro, mocosito, pero como buen pequeñito de guardería era de esperarse, un poquito mas de moquitos que de costumbre y listo, pues la primera en notar lo que se venía fue la abuelita "le siento calientita su cabeza" y claro la Pediatra "hay mamá ,esque estaba arropadito" cuando al fin volvió a mis brazos empezó el infiernito... el infiernito literal... mi pelotita de carne ardía en fiebre y aún, sonreía.

A partir del Viernes por la noche todo se vino a pique, fue una noche difícil, nosotros acostumbrados al clima fresco y smoggiento del Distrito y durmiendo en el Hornito que se ha convertido Guadalajara con sus mosquitos nocturnos, lo metimos a bañar una o dos veces, sus gotitas para la fiebre, todo va a estar bien... el Sábado las cosas se pusieron peores, el bebé que jamás llora lloraba por todo, todo le incomodaba, intranquilo, calientito, infeliz; su irresponsable mamita claro lo llevó entrapadito a hacer las últimas compras del bautizo solo para volver con mi pobre pequeñito con mas de 38 grados de fiebre, al baño, gotitas, a abrazarlo continuamente, inundaban las continuas preguntas por parte de familia y amigos que sabían o presenciaban su enfermedad "ah.. esta enfermito pobresito... que le van a dar?" aquí la situación es que se espera que uno por ser médico y claro, pediatra, pues cure a los niños, de un mágico remedio para que desaparezca la enfermedad y todos bailemos contentos al final, claro, le tenía que dar algo para que estuviera bien en su incancelable bautizo, lo imposible de hacer entender a la gente es que uno mago no es, el niño se va a enfermar con uno sin uno y pese a uno y lo que queda es esperar a que día a día sus defensas luchen contra el cochino virusito que seguro le pegó el vecinito en la guardería y hacer quizás la estancia del virusito un poco mas soportable con aseos nasales y gotitas para la fiebre... no hay mucho mas que hacer.

El día del bautizo llegó y claro inició con mi meatball nuevamente con temperatura alta, empezó lo que jamás pensé que sería uno de los días mas difíciles de mi vida, ver a mi bebito llorando como histérico y atestado de moquitos en los brazos de su muy estresado papi mientras yo me peinaba y maquillaba para el evento era un sacrilegio, en vez de abrazarlo, besarlo, pegarlo a mi y pasar todo el día en la cama, me preocupaba por que mi cabello se viera decente y que mis zapatos combinaran con mi vestido, estaba partida en dos, no había un minuto que no pensara nuevamente "que estamos haciendo... hay que cancelar esto, el gordo esta muy mal" y luego salía la otra parte "y le decimos a familia y amigos que vienen a vernos de lejos que siempre no y que pasen a comerse una torta ahogada aprovechando el viaje?..." y entonces me seguía maquillando con todo y la culpa.

Salimos rumbo a la iglesia con el estrés a todo, el nene lloraba y lloraba en su roponsito blanco que pesaba el doble quel niño y con el calorón, no quería el pecho, no quería brazos, su carita se deshacía en lágrimas y moquitos, yo estaba segura que me veía como diciendo "Mamá pero por que me haces esto", al llegar a la iglesia se nos ocurrió la maravillosa idea de cargarlo en una mochilita ergonómica y funcionó, el pobre se quedó dormido de tanto llorar, durante la misa fue como un muñequito en el pecho de mi marido que permaneció parado toda la misa dando brinquitos para que el nene se relajara y lo logró, pero al finalizar la misa de una hora seguía el aclamado bautizo... donde no se permitían nenes en mochilita, así no se pueden remojar, ungir y ponerles alitas.

Al pasar al famoso bautismario empezó todo, teníamos que sacarlo de la mochilita para ponerle la faldita con el tul y que se viera bonito para las fotos claro, al principio que lo sacamos estaba seriesito, soportando, pero era una bomba de tiempo, apenas duró cinco o diez minutos tranquilo e inició el incesable llanto, todos los niños lloran y yo lo entiendo, es,  supongo, normal, pero conocer a tu hijo, saber que esta sufriendo, que apenas puede respirar, que nunca llora y que si llora es porque se siente muy muy mal es el peor de los tormentos, yo que ni se sujetarlo en los brazos por haber aprendido el arte de entraparlo desde chiquito, lo sujetaba con el doble de su peso en tul mientras el padre nos regañaba a los papis por nuestra ignorancia en la religión católica, brincaba como loquita y sudaba como puerquito, irónicamente, la hora que tomó en "quitarle a mi bebé el chamuco" fue para mi la hora mas enchamucada de su vida, cualquiera que realmente piense que los bebés al ser bautizados lloran porque se les sale algún ente maligno, pensaría que mi pequeño hijito albergaba cien mil demonios enfierados que salían al grito de sus llantos durante todo el bautizo.

Sumándole que no quería...o mas bien los moquitos no lo dejaban comer, tomando en cuenta que para ellos la chichi no es solo su equivalente de torta de jamón sino que es su equivalente de agua fría, solo podía pensar "mi hijo se esta muriendo de hambre y sed y yo no puedo hacer nada" otra de las niñas bautizadas al llorar, fue calmada por un flamante biberonsito lleno de fórmula, y nosotros como le hacemos? tan mal estaba la situación que en un punto una señora random se me acercó y me dijo "tu dale de comer" como que hubiera sentido mi dolor, el hambre de mi bebé y mi circunstancia, me separé de la congregación y me fui a una esquinita del bautismario solo para darme cuenta que mi vestido no tenía tanto acceso a boobies como pensé al comprarlo, estaba muy bonito, seguro después me las ingeniaba, entre la boobie toda chueca y mi pobre hijo enfermo y hambriento que no se podía pegar escuché que el padre dijo "falta el niño (que era el único)" blasfemé en mi mente mil veces y me fui de regreso a mi lugar con mi nene peor de angustiado que nunca, nomás le enseñé la coca y la metí de nuevo al refri con el calor que hacía, ya no me acuerdo ni que pasó el resto de la ceremonia, solo escuchaba los alaridos de mi bebé, termina la ceremonia y solo escuché un "falta la foto con el padre", "faltan las fotos" y salí corriendo, sin saludar a parientes lejanos que hicieron el esfuerzo de ir ese día  a estar con nosotros, mi esposo me leyó la mente y salió tras de mi, corrí como espinada al carro (no uso tacones jamás) casi me rompo el vestido y me pegué a mi pobre bebé empapado en sudor entre el ropón, la fiebre y el llanto.

No teníamos idea de que hacer, si nos vamos a casa y que la fiesta siga, que solo vaya mi marido a la fiesta y yo me quede en casa, me decidí por pararnos en algún lugar con sombra y simplemente relajarme y alimentar a mi bebé, con el aire acondicionado del coche a todo... nuestro meatball se relajó, comió, se quedó dormido, seguía el "que hacemos... que hacemos.." nos decidimos por ir a la fiesta, al fin podíamos ir un momento, saludar a la familia y después irnos a casa (elegimos al menos un lugar muy cerca a la casa), llegamos al lugar y como era de esperarse meatball empezó a pasar de brazo en brazo, tíos, primos, amigos que nunca lo habían visto o que tenían mucho tiempo sin verlo, el nene poco a poco volvió a estallar en llanto, eso sin sumarle a la gran ventaja/desventaja de tener por amigos a excelentes pediatras, uno como pediatra/papá puede tender a exagerar sobre la salud de sus hijos, pero si alguien que sabes que sabe, te dice, yo también lo veo mal, hasta poquito peor; entonces nos invadió el estrés, con todo, estábamos a punto de correr a un Hospital a que le cayera el peso poderoso de la medicina, pero nos relajaron al fin y nos aconsejaron mejor comprar un nebulizador y nebulizarlo en casa; hay gente a la que se le nota el estrés y estoy yo, cuando yo me estreso la gente no piensa "hay... veo a Julieta rarita.. se ha de sentir mal por algo" , la gente piensa "Han pensado en buscar ayuda psiquiátrica para Julieta?", lo bueno es que con el paso de los años uno aprende a estresarse cada vez menos... el bautizo de mi bebé me quitó todo lo ZEN que había logrado mantenerme estos últimos años.

Corrimos a la farmacia a comprar el nebulizador, al llegar a la casa vacía hice lo que primero me dijo el instinto, no nebulizarlo, encuerarme como hulk (pero bajando el cierre del vestido, ganas no me faltaron de romperlo) aventé el vestido, aventé tacones, encueré a mi meatball hasta quedar en pañalero y me acurruqué con el a darle pecho, al fin se pegó y ese momento es un momento que solo una mamá que ha dado pecho entiende, ese momento, cuando fluye, no solo la leche de los pechos, no solo la oxitocina, fluye algo mas, es una conexión tan especial que es tan difícil de describir con palabras, solo se siente algo único, le tomé su manita y la besé y el estrés empezó a bajar y bajar y bajar poco a poquito como estoy segura que su dolor empezó a bajar y bajar, porque hasta su respiración se controló, hasta las secreciones que hace un minuto nos hacían pensar que pudiera estar nuestro hijo con una neumonía frente a nuestras narizes, se quitaron, eran solo sus moquitos, y ahí nos quedamos, cuando mi esposo me preguntaba "que hacemos..." solo le decía "ahorita, nada, verlo comer" y así nos quedamos, la familia juntita, dos tercios encuerados, conectados, comiendo, terminó de comer y se quedó en mis brazos, al fin vi la paz en su carita, nos quedamos un buen rato pero volvió el "...entonces lo nebulizamos?" "no ya no..." "entonces te quedas y yo voy?" "... un paso a la vez, te lo paso y me visto" y así de un paso en un paso ya estaba yo de nuevo vestida con el bebé bien dormido al trapo... pues vamos de regreso y si las cosas se ponen mal ya nos despedimos.

Al fin disfrutamos el bautizo, al fin nos sentamos a comer y a saludar y convivir un poco con los invitados, claro, solo podían ver al festejado dormido en su trapito, pero entendían la situación, durmió cerca de 3 horas, platicamos, nos tomamos una cervezita, nos reímos, nos tocó despedir a la mayoría de los invitados con el gordito bien dormido y ya después de ese tiempo despertó, mas tranquilo, sin tanto moco, convivimos otro rato hasta que se terminó la fiesta. Al final muchos invitados nos dijeron "estuvo muy padre, todo muy rico, los tacos riquísimos" y yo nunca sabré si fue en serio o mas por lastimita pero cada una de las frases las agradecí, para mi fue y siempre será el bautizo del terror y así se lo contaré a mi meatball cuando sea mayor "tu bautizo fue un infiernito hijo mio".

Algo aprendimos mi marido y yo, no le volvemos a hacer fiesta hasta que cumpla unos 3 o 4 años, la entienda, la quiera y la disfrute, mientras tanto puros pastelitos en compañía de abuelitos y tíos, si nos arrepentimos de hacerle fiesta... si, si nos arrepentimos, pero los hubieras no existen, ni fomento que no le haga usted un pachangón magistral a su hijo de bautizo, ni mucho menos no bautizarlo, al menos le sugiero que si va a ser en una ciudad diferente haga el viaje una semana antes, hasta ahora entiendo lo que realmente afecta a los niños el cambio de ambiente (de clima, de rutina, de lugar donde duerme, lugar donde se baña, etc) y nos quedó otra cosa, planeemos los menos posible, adaptemos mejor toda nuestra rutina a él, en este momento el no puede adaptarse a la de nosotros, cuando lo haga es que ya estaremos mas viejones, ahorita si el bebé esta bien hacemos esto y si no aquello, pero bueno, una fiesta pues uno la tiene que planear con tiempo y difícilmente se echa uno atrás.

Normalmente escribo entradas en primera porque me encanta compartir experiencias y siempre sutilmente vendiendo alguna idea que considero le pueda funcionar a alguien mas, le juro no vendo nada, es vil compartimiento de experiencia, a la mejor si algo le sale mal en su bautizo, pueda pensar "bueno al menos mi hijo no esta ardiendo en fiebre y atestado de moquitos" y entonces se sentirá mejor, un amigo nos dijo "dicen que las fiestas cuando uno esta bebito y cuando uno esta viejito son las que no se disfrutan" o algo así y tiene la boca llena de razón, espero que mi meatball por karma nos haga alguna fiesta de aniversario número 50 donde mi viejito y yo estaremos juntitos (porque ya dijimos que nos vamos al mismo tiempo, es un trato) y mi viejo tenga diarrea y yo reumas y se nos pierda la dentadura o que se yo y la fiesta siga y siga y todos bailen y coman y nosotros suframos y suframos para que nos acordemos de su fiesta de bautizo, gracias por leer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario