La institución me hizo Dermatóloga Pediatra, mi pequeño meatball me hizo mamá. Día a día disfruto mas las bondades de una crianza con apego, me hace mejor pediatra, mejor mamá, mejor ser humano. Este blog es para compartir mis peripecias en esto de ser madre y mis culpas en aquello de ser pediatra. Gracias por leer.
jueves, 4 de diciembre de 2014
Baby led weaning: ablactación no apta para cardiacos
Antes que nada quiero recalcar que como todos, pero mas en esta ocasión, esta no es una entrada (llámele artículo para que me hinche el ego) escrita por una reconocida pediatra con montón de conocimiento en materia de ablactación o para este caso en baby led weaning, si quiere leer información profesional y competente con gusto puedo mandarle algunos artículos aburridos escrito por médicos o afines a la materia que sí se pusieron a hacer una revisión exhaustiva del tema (quisiera pensar).
Esta es una entrada que publica una mamá primeriza, a la que le encanta darle la contra a muchos colegas, que resultase que tiene un diploma de Pediatra colgado en alguna parte y que le fascina quemarse sola contando sus aveces no tan acertadas hazañas en esto de la crianza de su pobre e indefenso bebé. Ya entendiéndonos, ya se puede poner usted a leer.
Obvio iba a ablactar a meatball al estilo Baby led Weaning, para no vernos tan gringitos llamémosle como le llama el Dr. Carlos González "Ablactación libre de papillas", hablemos en términos sencillos, ablactación es cuando al chiquillo le doy cualquier cosa que no sea leche, no tiene que ser sólido, si a usted su suegra le recomendó darle atole de maizena de chocomenta a los 2 meses a su bebé "para que embarnezca" siento decirle que usted ablactó a su bebé a los 2 meses, digo siento, porque la organización Mundial de la Salud, que es la organización a la cual hasta el médico mas rebeldón respeta, recomienda la ablactación tras los 6 meses de vida (otras asociaciónes pediátricas reconocidas dicen que puede ser desde los 4!... insisto, LA OMS recomienda hasta los 6), ya quedándonos claro que es esto de ablactar al chiquillo, empieza la pregunta que jamás nos queda muy clara, porque cada quien tiene una respuesta exacta e inapelable, "¿Que le doy y como se lo doy?".
Aquí lo chistosito es que no hay una sola guía o un solo reglamento, yo me puse a leer un poquitín, porque yo me eduqué viendo niños enfermos, indicando en el expediente "dieta para la edad", "ayuno", "mas ayuno", "sigue en ayuno" y pues no, no es que los pediatras (al menos los que nos formamos en Hospitales de excedente volumen de pacientes como en el que yo me formé) llevemos mucha formación en cuanto al manejo del niño sano bonito y regordete, para mi sorpresa sin embargo, me encontré con varias guías que sugieren distintos modos de ablactación, el 100% sugieren iniciar con papillas, en algunos lados, que es mejor iniciar con papillas de cereales que porque se ha visto que con esto disminuye el riesgo en el niño de tener enfermedad celiaca, que iniciar con sabores neutros (no se bien como sería un sabor neutro, pero supuestamente la zanahoria, chayote, calabazita, etc, son neutros), otros que con sabores dulces, que para que no le agarren temor a la comida, baby led weaning es punto y aparte y lo tocaré mas adelante.
De igual forma, así como cada médico, cada guía y cada vecina le indica a uno como debe de iniciar la alimentación, hay lugares en donde se sugiere darle al pobre el mismo alimento 3 días o hasta la semana completa, que "para ver si no le hace reacción", esto de la reacción me parece muy inespecífico, ¿que podría esperar? ¿reacción podría ser llanto, pataleo, verlo panzoncito, que le cambian las pópos o que mas? porque entonces cualquier episodio de llanto inespecífico, cambio de color de las pópos (que Dios mio, sí cambian con la ablactación!) o que la mami lo vea "como que mas panzón" sería una reacción, o que tal si le sale un salpullidito (elegantemente miliaria) y ya le echó la culpa la mamá a las calabazitas y ya no comerá calabazitas nunca más, no lo se, a lo que estoy tratando de llegar explicándole las dudas que me surgieron como mamá primeriza con título de pediatra colgado, es que muchas cosas no me sonaban muy lógicas, si, están en guías, ok, pero si encontraba 3 guías, las 3 no se ponían de acuerdo, si le preguntaba a 3 colegas pediatras, los 3 me decían algo diferente... entonces a quien le hacemos caso?, pues a quien yo siempre le hago caso a costa de mi pobre e inocente meatball ratonsito de indias, a lo que decidamos mi esposo y yo, ambos con títulos colgados, ambos viéndonos las caras de "si sale mal es tu culpa".
Baby led weaning, en su traducción, sería como ablactación guiada por el bebé, osease, que aquí el que decide es el bebé, ni la mamá, ni su papá, ni su pediatra, digo, la mamá decidirá que comidita le pone en la mesita periquera, pero el chiquillo decidirá que se mete a la boca, aunque por lo que me puse en su momento a leer al parecer cada padre implementa su método, hay ciertas normas irrefutables, no semillas, no miel, ser paciente ante lo que los gringos dicen plácidamente el "gag reflex", le explican a uno que es completamente normal, que al contrario, es bueno, porque ese casi ahogamiento en el chiquillo, lo ayuda a que lo poquito que se pueda tragar se vaya por donde se debe de ir o salga para afuera, jamás introducir el dedo para sacar alimentos, mejor dar palmaditas suaves en la espalda o inclinar un poco al nene sujetándolo de la panzita "que por mas bonito que se lea es una maniobra de Hemlich... suave y con una sonrisa" y de lo mas importante, tenga escoba, trapito y trapeador a la mano o como en el caso de las mamis como yo, prepárese a hacerse de la vista gorda.
En cuanto a con que alimentos empezar tampoco se ponen de acuerdo, hay páginas en donde le explican a uno nuevamente lo de los alimentos neutros por aquello de las intolerancias, otros que dicen que lo que a usted le venga en gana siempre y cuando no sea huevo, fresas, frambuesas, crema de cacahuate, pescado, etc. por aquello de las alergias y la que yo, madre Rebelde, pediatra rebalde, decidí llevar a cabo con mi hijo (le insisto, no, no es una recomendación pediátrica, al final remataré por que no le recomendaría este método a ninguna madre, solo la orientaría si fuera una decisión que ya tuviera tomada), todo, si, todo, que coma absolutamente todo (disculpen colegas alergólogos por los micro infartos sufridos), siempre y cuando no fuera semilla, miel ni camarón; las semillas por obvias razones, la miel por aquello del botulismo y el camarón por antecedente de alergia en la familia de mi marido, de ahí en fuera, venga.
Cómo olvidar el primer día, el plan era esperar hasta que cumpliera 6 meses, soñaba con el alimento que pondría frente a él, soñaba como se lo llevaría a la boca, las caritas que haría, veía y veía videos de bebés ablactados por este fabuloso y novedoso método (ni tan novedoso, apoco cree que las mujeres de las cavernas echaban los frutillos del bosque a su multichef), bajé artículos, no artículos de "bebés y mas", pero de revistas de renombre científico como el Brittish Journal of Medicine, que apoyaban mi método rebelde, eso era todo. No logré esperar hasta los 6 meses, una semana antes llegó mi esposo con la periquera que le regaló su tía para el bautizo, dije... por que dejarla en la caja, vamos sacándola, la sacamos, la instalamos en la silla, la veía, la veía y la volvía a ver... veía a meatball en brazos de su papi y no me aguanté "hay que hacerlo, hay que ablactarlo hoy" mi marido como buen marido sabe que una happy wife lleva a una happy life pues nomás suspiró y me pasó al niño, el pobre se iba de lado, pero eso no sería un detrimento, cobijas por aquí, ropa sucia por allá y pum!, mi niño sentado bien derechito, ¿que le damos? yo soñaba con el plátano, no sabía si era neutro, ácido o alcalino, pero quería que comiera plátano.
Otra sugerencia de este método, no es darles la comida picadita como quizás usted se imagine, porque para agarrar trozos chiquitos su bebé tendría que haber dominado la pinza fina, que es la que usted ya tiene bien puesta cuando agarra una pasita con chocolate y se la echa a la boca, ellos primero tienen pinza gruesa, la que usted tiene cuando agarra un gansito (a menos que sea muy elegante y lo agarre con pinza fina y hasta pare el dedito), así que los alimentos deben de cortarse en trozos delgados como dedos, para que el chiquillo lo pueda agarrar con el puñito.
Para esto antes de iniciar el famoso método, mi hijo apenas empezaba con mucha imaginación a agarrar las cosas (ya escribiré en otra entrada el eterno suplicio de comparar a sus niños con otros y preguntarse si no "le habrá salido retrasadito... ha de haber sido aquella cervezita que me tomé embarazada en mi cumpleaños"), cuando le pusimos medio plátano ya peladito en su mesita periquera se le quedó viendo, como "esto pa´ que", ya que vimos que el plátano se empezaba a poner negrito y meatball lo seguía viendo confundido, se lo pasamos a una manita, para nuestra sorpresa de inmediato usó la otra manita para sostenerlo y se lo llevó a la boca, la carita que hizo jamás la olvidaré, una cara de.. "esto no es chichi..." pero luego, volvió a ver su platanito y se lo volvió a llevar a la boca, lógicamente no le arrancó un pedazo pero lo mordiqueó como Dios le dio a entender con sus afiladas encías, después de unos minutos tosió un poco, nada del otro mundo, mi marido y yo estábamos encantados, tomando mil fotos, tomando video, riéndonos como locos, fue un momento mágico, nuestro hijo subía un peldaño, un peldaño enplatanado, se nos estaba terminando el bebé como lo conocíamos hasta ese día.
Después de esa primera experiencia con el plátano, meatball cambió, sus poposes cambiaron, su olor nunca volvió a ser igual, madre de bebé no ablactado, huélalo, huélalo mucho, apenas pruebe un alimento y cambiará su olor para siempre, al siguiente día me dolió un poquito, me pegó en mi instinto biológico, mi hijo no olía igual, hasta pensé "me hubiera esperado la semana que le faltaba..." pero ya era muy tarde, nunca imaginé que con una lamidita de plátano cambiaría tanto su esencia, ni se diga cuando le cambié el pañal, si apenas y lo había probado!, desde ese día cambiaron las sorpresas que me encontraba en el pañal, pero para bien, de bebesito las sorpresas eran mas frecuentes y si uno no le había puesto bien el pañal, se las encontraba por todos lados, eso se termina, la sorpresa esta frente a usted y ya la empieza a ver una o dos veces al día, hay días que ni las ve y para que le de mas emoción, cambian de color cual arcoiris apestoso.
El plan con mi esposo había sido darle plátano toda esa primer semana una vez al día, pero como mi hijo va a la guardería por las mañanas, le empezaron a dar dos tomas de papillas, para esto las maestras respetaron mucho mis locuras "Doctora, quiere que le empecemos esta semana con verduras" y yo "mmm, denle lo que tengan", "también las que traen pollo dra?" , "si, también las que traen pollo", no les causó el mínimo desconcierto, por un lado era mas cómodo simplemente darle la papilla señalada por la nutrióloga que estarle dando algo en especial y como ya están acostumbradas a la despreocupada madre de meatball nazi de la lactancia pues les cayó en horabuena que al fin el pobre niño probara algo diferente, muchas cosas diferentes.
Me dije a mi misma, si ya en la guardería le están dando de todo (que acepto no me estresaba por leer que le daban día a día pese a que lo anotan en la ventana, ya si yo veía una "intolerancia" pues luego me preocupaba), pues por que no darle yo cosas nuevas en casa, era entretenidísimo ver la alacena, el refrigerador y sacar ocurrencias de que le daría esta vez, para que se de una idea, durante la primer semana le di pedazos de tomate, pedazos de aguacate, pedazos de manzana cocida, pedazos de manzana cruda, ciruela española sin hueso, pedazos de pan tostado con crema de cacahuate y sabrá Dios que tanto mas, cada día era una aventura, aveces se medio ahogaba, pero yo trataba de mantener la calma (trataba, trataba! se lo juro que sentía que me moría, esos segundos que se me medio ahogaba el pobre yo imaginaba el encabezado del periódico "Hijo de Pediatra ahogado por pedazo de aguacate" o algo así, por qué, se preguntará, todavía me lo pregunto yo, por qué le seguía dando pedazos de lo que se me ocurriera si al menos 1 de cada 3 comidas me daba el susto de la vida, por lo feliz que lo hacía comer, porque veía de un día para otro, como maniobraba con sus manitas para meterse la comida a la boca, como lo disfrutaba, por eso me aguantaba los infartos.
Después de la primer semana la cosa se complicó un poco, ese primer fin que me tocaba darle sus tres comidas en casa y yo madre hippie le ponía pedazitos de lo que mi esposo y yo estuviéramos comiendo, para esto entre semana noté que pedía menos pecho, mucho menos!, las tomas bajaron de forma impresionante y la verdad no lo extrañé demasiado, me gustó probar la libertad y quitarme del estrés de, si no estoy se muere de hambre, ya tenía otras opciones, pero ese fin de semana pasó pegado al pecho nuevamente, cuando le poníamos pedazitos de comida la mordisqueaba un poco y la soltaba llorando, se pegaba al pecho, me puse a leer y encontré que podría ser frustración por querer comer y no poder, explicaba que había que intentarle dar de comer después de darle pecho, pero apenas mejoró un poquito el problema, ese fin ya no lo disfrutamos, fue frustrante, el no se veía feliz y volvió a convertirse en el niño pegado al pecho cada 2 horas.
Tardé como dos semanas o mas en aceptar que mi hijo (no hablo de su hijo, no hablo de otro hijo, no generalizo con ningún otro niño), mi hijo quería papilla, mi hijo necesitaba papilla, empecé a hacer papillas de mala gana y le cambió el humor por completo, para no sentirme tan convencional supongo, lo dejaba que agarrara la cuchara cuando se acababa la papilla y que hiciera el cochinero del mundo, que se la metiera a la boca hasta provocarse el vómito, que se pegara en la cara con ella para degustación de su papi y mio que lo filmábamos con la cámara, así como habrá escuchado usted lo de "sin dolor no hay trabajo" o "no pain no gain", pues yo tengo el de "sin cochinero no hay felicidad", si yo no lo veo desgreñado y chamagoso, me estreso, así como lo lee, siempre soñé con un niño chamagoso y feliz y gracias al cielo se me ha cumplido y de sobremanera, quizás sería igual de feliz aunque lo trajera limpiesito y bien peinado, pero no me quiero arriesgar, que se embarre de la vida y entre más, mejor.
Para esto el gerber, si, ese invento endemoniado que es como maruchán para bebés, pasó a formar parte sinequanón de mi alacena, el primer gerber se lo dí con dolor en el corazón "cómo estoy dándole esta basura comercial azucarada a mi hijo..." cuando le vi su cara de felicidad, se me fue derritiendo el pesar y como siempre la primera vez es la difícil y luego se hace mas fácil, ya se me hizo mas fácil, pasé a ser esa mamá irresponsable en el restaurante que saca el gerber de frutas de la pañalera, cada que hace "Plop!" la tapita yo escucho "Floja!" pero ya me acostumbré al bello sonidito, tratamos de limitar el gerber a las salidas... esta bien y a uno que otro Domingo de mucho "Plop!" pero siempre con medida.
No descartamos por completo de nuestras vidas el Baby Led Weanning, no estoy segura si a nosotros no nos funcionó porque le daban papillas en la guardería o porque su madre lo imagina intubado en terapia intensiva tras cada reflejo nauseoso (que sí mamá, sí son seguido!) pero al final lo que nos funcionó fue darle papilla, eso sí, probarle de diferentes sabores y en nuestro caso, volver siempre al bendito chayote y mezclárselo con carne molida, con pollo, con papa, con lo que se nos ocurra, mientras sea chayote se lo come de lo lindo. Pero a su vez, si salimos a comer, lo dejamos que nos quite del plato lo que le venga en gana, un pedazo de apio, zanahoria, brócoli, una embarrada de chocolate, una papa frita, lo que él quiera, nos hemos acostumbrado a ser esa familia a la que otras familias ven con asombro cuando ven al chiquillo feliz mordisqueando la papa frita o el pedazo de carne, mas cuando ven que tose y su madre tranquila le da unas palmaditas en la espalda y sigue comiendo. Actualmente a sus casi 10 meses le hemos dado otra oportunidad, ya con 6 dientes chuecos asomándose, su capacidad de mordisquear ha mejorado, se ahoga menos y come más, ensucia también más y por ende es más feliz, ayer por la noche lo hubieran visto devorar pedazos de calabazita cocida, pedazitos de pierna de pollo y su ahora favorita, un pedazo de alegría de postre.
Por que, se preguntará, por que la doctorsita esta le da a su bebé lo que se le ocurre, le da pedazos enteros, le da fresa, frambuesa, higo y dice que no lo recomendaría, a pues porque es mi hijo, verá, si mi hijo se me ahoga, si mi hijo se me enrroncha, si mi hijo resulta tener una alergia casi mortal al cacahuate y se me hincha como globo con el pan con crema de cacahuate que le doy de vez en cuando, es mi responsabilidad o mi irresponsabilidad si lo quiere ver así, por qué me arriesgo, por que mi esposo y yo hemos decidido ser ese tipo de padres, hay estudios contrarios al mandamiento convencional de esperar a darle a los niños muchos alimentos, que sugieren que el dárselos de forma temprana previene en realidad a la larga estas alergias, eso si, si su hijo es alérgico al cacahuate y se le pone de muerte, se le puede poner de muerte desde la primera vez que usted le de, el porcentaje de probabilidad lo desconozco, insisto, no es una entrada con finalidad de consejo médico pero si para nada, los médicos solemos ser en gran medida muy exagerados, por eso, porque si hay un riesgo del 0.1% de un resultado desastroso por hacer algo que en realidad pudiese evitarse (en este caso con el ejemplo de darle crema de cacahuate) pues no se va a arriesgar!, si yo mamá, me arriesgué, me sigo arriesgando, con lo que es mas preciado para mi en la vida, es porque no quiero criar con miedo, no crío con miedo, crío libre, como me viene, como lo siento, como me late, como se me hace lógico, sigo pocas normas, tengo pocas reglas, me gusta verlo embarrarse, me gusta verlo encuerado lleno de bolitas de alegría por todos lados, me gusta ver como se quiere llevar todo a la boca y sí, aunque no estén estériles o recién lavaditas las cosas, lo dejo, pero yo me responsabilizo, nosotros nos responsabilizamos y entre nosotros nos echamos la culpa, es nuestro hijo.
Si algo le puedo sugerir, es que lo disfrute, es una aventura, ya sea empezar con papillas o que se anime a darle un pedazito de zanahoria cocida o que tenga nervios de acero e implemente una ablactación libre de papillas, al final es su decisión, su pediatra la va a orientar, a aconsejar, a darle herramientas, le va a dar sugerencias, le decisión es suya, al final va a terminar comiéndose la tierra de la maceta cuando menos se lo espere con todo y gusanitos, haga lo que a usted y a su familia se le acomode, verlos crecer es mágico, verlos alcanzar pequeños peldaños no tiene precio, de verdad le deseo que lo que decida los haga felices a todos, no lo force, téngale paciencia, cada niño es diferente y cada niño crece a su paso y come a su paso, al final son gentesitas propias y únicas que se nos prestan un ratito para echar a perder a nuestro modo, pero eso sí, con mucho amor, gracias por leer.
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