La institución me hizo Dermatóloga Pediatra, mi pequeño meatball me hizo mamá. Día a día disfruto mas las bondades de una crianza con apego, me hace mejor pediatra, mejor mamá, mejor ser humano. Este blog es para compartir mis peripecias en esto de ser madre y mis culpas en aquello de ser pediatra. Gracias por leer.
martes, 10 de febrero de 2015
Niño que se moviliza, the madness...
A todas las mamás y papás y abuelos y metiches y señoras de mercado nos urge con ganas que se mueva el niño. A pues que ya se mueve el niño? ya rueda? no rueda? no está ya grandulón para que no ruede? a que no gatea? el del primo del novio de mi amiga la amiga de la que te dije, gateó a los 3 meses, camina? no le haces ejercicios? como? eres pediatra y no le haces estimulación temprana?.. mhm...
Dios misericordioso que prisa tenemos todos porque se mueva el niño, cuando ya que se empieza a mover, nomas se nos va la memoria (mientras lo mantenemos agarrado de un tobillo colgando de la cama) recordando cuando era un bebesito cachetonsito cuya única gracia era pasar en la chichi todo el día, ah, pero como nos quejábamos, canijo bebesito cachetonsito no sabía hacer otra cosa!, se lo juro, mis quejas caen en el sarcasmo, nunca en mi vida me había divertido y cansado tanto al mismo tiempo, nunca.
Meatball siempre ha ido "atrás de" otros chamaquitos de su edad, casi casi con horario, dos semanas atrás, dos semanas que calculo son masomenos las que le faltaban en la barriga antes de que yo decidiera una buena fecha para mi cesárea programada o quizás simplemente es "flojito", me encantaría decir, de verdad, " a mi eso jamás me ha estresado", FALSO! falso falso y falso mil veces mas, como no, si está divertidísimo vivir entre amistades pediatras... y no pediatras que gustosamente preguntan el "y ya hace malabares con naranjas?" "mmm... pues como que ya quiere (madre defendiendo a hijo flojito... o mas bien madre defendiéndose a si misma" "mmm... vaya, como que trae algo de retrasito no?" si, en efecto, la palabra retrasito ha surgido, mas de una vez, con eco, lenta y dolorosa, con una dicción perfecta, con una intención por seguro muy muy franca.
Primero fue el rodarse, al tanteo fue como a los 4 meses (si! Si! al tanteo, su librito en el que se anota su primer todo esta medio vacío, soy ese tipo de madre despistada y un poco holgazana, mejor me ventanéo en un blog público), para esto lo hizo una vez y no lo volvió a hacer en semanas, entonces yo no sabía que contestar cuando me preguntaban si ya rodaba, a lo que se me facilitaba un "si... ya lo hace", después siguió la sentada, qué sentada es la que cuenta? porque si yo lo ponía en su donita se sentaba de lo lindo, sin donita caía de ranazo, pero para mi, ya se sentaba desde los 5, me ponía algo nerviosa en público cuando empezaban las preguntas "pero como.... no se sienta sin ayuda?" lo que de alguna forma me hacía sentir muy muy culpable, algo estaba haciendo yo mal, algo estaba dejando de hacer. Después, siguió el primer arrastre, que cosa mas linda, solo logramos que se arrastrara en el suelo pelón frío de Diciembre, tenía ya 10 meses (en efecto... retrasadito), jamás olvidaremos el día que lo vimos arrastrarse, lo convertimos en un momento importante el marido y yo, no tomamos fotos, no tocamos el celular, solo nos tomamos las manitas y compartimos una lagrimita o dos... nuestro metball se movía... o al menos lo intentaba.
En vista que el chiquillo tenía ya 10 viejos meses y apenas se esforzaba por arrastrarse, se nos empezó a acumular el estrés, tiene que gatear, como no va a gatear! su hijo no gatea? no me haga iniciar con los beneficios del gateo, googleelo usted, así, beneficios del gateo, yo no gateé jamás, quizás por eso tengo un record de haber practicado prácticamente todos los deportes habidos y por haber al alcance de una niñita sinaloense y en prácticamente todos fui banca, árbol bailarín del fondo o recoge pelotas, pero bueno, me viera estacionarme, bendito Distrito Federal.
En efecto hicimos una cita con una profesional, con una rehabilitadora, una doctora maravillosa, me hizo una y mil preguntas en las que me di cuenta que era "esa mamá", se me olvidó cuanto midió al nacimiento el niño, cuanto le midió la cabeza, apgar, cuando hizo que, cuando hizo esto otro... en fin, si me estuvieran haciendo escrutinio por maltrato infantil me quitaban al niño volando!
Los ejercicios para el gateo consistieron en una serie de repeticiones cuantificadas que iniciaban con pasarle por su cuerpesito encuerado diferentes texturas de arriba a abajo siguiendo por otros ejercicios un poco mas complicados, meatball lloró desconsolado los cuarenta minutos completitos en los cuales la doctora me resumió los ejercicios que yo realizaría diariamente en casa con una hora de duración, traté de bloquear su inconsolable llanto y su mirada de "mamá que hice para merecer esto" y concentrarme en mi cuadernito de notas y dibujitos, al final me dijo lo que para mi fue lo mas importante escuchar de un profesional en materia "el niño esta perfectamente bien, no tiene ningún retraso aparente, solo es cuestión de estimularlo" salí estresada y feliz, al menos el veredicto era bueno, a la chichi a olvidar penas.
Honestamente (y espero que mi rehabilitadora no lea nunca jamás esta entrada porque se me pone la cara roja de verguenza) hice los ejercicios a medias un solo día, masomenos por 20 minutos, 20 minutos de chillidos a todo pulmón de mi nada llorón bebé, quizás el problema era que no estaba acostumbrado, para serle honesta no me gustan los ejercicios... simplemente no me gustan! los vi en youtube mil veces, leí algunos artículos, les pregunté a neurólogos pediatras, amigas pediatras con diplomado en rehabilitación, otras madres ávidas en el tema y jamás logré hacerlos con gusto, no quisiera decir para mi tristeza que nunca me interesó la estimulación temprana de mi hijo... solo a nosotros, esta bien, a mi, no se me dio, me gustó mas jugar con el todo el tiempo, hacerle cosquillas, rodar con el, jugar a los maderos de San Juan, sobar cada rinconsito de su cuerpesito regordete y olerlo, besarle sus piesitos, no se si eso sea parecido a pasarle trapitos de diferentes texturas o el ponerlo sobre mi panza contara como el ejercicio con el rodillo, pero era lo que a ambos nos hacía felices.
Al final al final, lo que mas me funcionó, fue ponerlo en el suelo, en este caso sobre el foami, ponerlo sobre el foami y mantenerlo boca abajo todo lo posible, quizás al inicio aguantaba 10 segundos, después 20, después 30, poco después un minuto o dos, los juguetitos no ayudaban mucho, mi hijo funciona como animalito de circo, con comida, así que el ponerle pedacitos de galleta maría, de alegría, de galletitas puff, lo mantenía encantado boca abajo, después apenas de pocos días de sus pininos de arrastre, aprendió a arrastrarse a una velocidad impresionante, recorría nuestro micro departamentito en segundos, obsesionado cada día por el cajón 1, otro día el cajón 2, otro día la puerta, el garrafón de agua, el sillón, la mesa, cada día un mundo diferente dentro de nuestro micro mundo chilangito.
Yo quería que rodara, así que rodó, rodó con ganas, rodó de la cama al suelo a media noche, como meatball tiene un espíritu santo que se pone las pilas, se nos ocurrió apenas ese día que sería bueno quitar el box de la cama y dejar el colchón pelón, así que la caída estuvo mas en cortito, en una semana se dio unos cuatro ranazos mínimo, adquirió pequeños moretes simpáticos en los brazos y en las piernas, la enorme cantidad de pelitos, pelusas y demás menjurjes que aparecían en su ropita me hizo reafirmarme que en efecto soy la peor barretrapeadora del mundo, nuestra chiquicasita que se barría una vez por semana por la señora que nos salvaba de vivir empelusados entre otras cosas, pasó a mal barrerse todos los días por su servidora, que insisto, de alguna forma logro darle vueltas a la mugre de un rincón a otro.
Mi vida no es igual, hace apenas unos meses nuestras tardes consistían primero en pasar sentada en el sillón con la almohada de lactancia, después en pasar sentados en el foami jugando con basuritas (así es, cómprele usted el juguete mas sofisticado, a su hijo le parecerá mas divertida la botellita de agua, el tupper, su calcetín rojo, el tubito vacío de papel de baño, etc), ahora, está compuesta por perseguir a un incansable gusanito retortijón que se mete entre las patas de la mesa a comerse pedacitos de comida vieja, encintar los cajones que abre maravillado, sostenerlo de la ropa, del tobillo, de la muñeca, de la greña, de donde se pueda, para tratar de evitar uno que otro moretón (uno que otro, solo uno que otro) y no empecemos con la cambiada de pañal o cambiada de ropa empelusada, momento que por alguna razón aborrece con locura y donde decide mostrar sus dotes de tornillito terminando uno con la espalda adolorida y embarrada de todo por todos lados.
Perdón madresita, de verdad perdón, si usted cayó en mis garras durante una guardia de urgencias de Pediatría, asustada con el chiquillo mostrando un chichonazo en la cabeza, donde quizás hasta le tocó que le rodara los ojos "cómo mamita, cómo que se le cayó... dice que ya se le había caído?... mm... pues hay que tener cuidado eh... que bárbara... ellos están chiquitos, no saben", si me volviera a tocar atenderla mamita, asustada, con el chiquillo chillón moreteado, le daría un abrazo, "yo la entiendo, son unos diablitos, diablitos! no paran, fue solo un segundo de descuido, ponga cobijas, alfombra, ropa sucia, cartón, lo que sea, para que al siguiente jacarazo amortigue el golpe".
Volvemos a lo mismo, disfrutar, eso, eso es lo mas importante, disfrutar lo que uno esta viviendo ahorita, si no rueda, pues ya rodará, hay un rango muy amplio en el cual es "normal" o "esperado" que ruede un niño, si no se sienta, ya se sentará, nuevamente, cada niño es diferente y el rango es grande, no me malinterprete, si se pasa de ese rango esperado, hay que buscar ayuda profesional, comente sus dudas al Pediatra o pida una valoración a un Neurólogo Pediatra o a un rehabilitador infantil, se vale, si le reafirman que todo esta normal entonces insisto, disfrute, apenas se sienta y ya pensamos "cuando gatee..." apenas gatea y ya decimos "cuando camine..." para serle honesta, no, no le hago a mi hijo ningún ejercicio para que camine... lo va a terminar haciendo así le amarrara las piernas mas temprano que tarde y yo no tengo ninguna prisa!, ya con el gateo tiene para volverme loca, así que disfruto a mi cachorrito empanizado de mugre, si se para pues quizás lo lleve de la manita a dar una vuelta (y vaya que corretea a su paso) y nuevamente al suelo, a sacar basuritas debajo del sillón y lectora, le deseo que las golpizas que se de el niño sean lo menos aparatosas posibles, la vida es así, si no nos caímos, es porque no nos atrevimos a saltar. Gracias por leer.
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