viernes, 27 de noviembre de 2015

El desvelo materno ha culminado... por ahora

Bitácora de la, creo, ya no tan nueva mamá. Son las 5:42 a.m, nos hemos ido a dormir a las 10:30 p.m, he dormido poco mas de 7 horas continuas y me siento increíblemente renovada, no es la primera noche, llevamos ya varias, quizás un mes, aunque aún no ha sido constante; hoy proclamo sin embargo (retumbar de tambores), que mis desveladas han terminado... por ahora.

Como soy mamá bloggera y las cosas mas mundanas las termino haciendo públicas con un toque de simpatía y auto compasión, para mi es cerca de imposible decir "hay nombre, a mi me fue bien con la lactancia", "hay como crees, el mio siempre comió de lo lindo", "para nada, siempre me dejó dormir", creo que parte de la supervivencia humana, es la muy amorosa amnesia que poseen muchas madres sobre las partes "dark" de la maternidad, si no lo tuviera escrito me pasaría lo mismo, hasta hace unos minutos estaba recordando la incalculable cantidad de veces que googleé (o algunas le pregunté al baby Jesus ya no recuerdo) "cuando voy a dormir?, cuando duerme el bebé toda la noche?, cuando voy a dejar de sentirme así de cansada???".

He decidido escribirlo, para liberar demonios y porque nunca lo leí, nunca encontré una respuesta que me ayudara lo suficiente, encontraba respuestas como "uy, que raro, el mío duerme de tirón desde los 2 meses y en su cuna" y ante cada respuesta de semejante tipo yo cerraba la laptop de golpe o aventaba el celular a la distancia, por ende lectora, si ha terminado usted leyendo por alguna razón esta entrada y su niño es de los que ha dormido de tirón desde los 6 meses o antes, sírvase a cerrar su laptop con gentileza y vaya a prenderle velitas a la virgen, no sea malagradecida.

Para hacer un tormentoso recordatorio, tanto como ejercicio mental como para fines de exposición del punto ese al que siempre me tardo en llegar, meatball se despertó (hasta hace algunas semanas) de 4 a 245 veces por las noches, de donde saco tan exacta cifra? de la misma inexactitud, decidí a los 2 o 3 meses, que, por salud mental dejaría de contar los despertares (fue, creo, la única respuesta sensata ante la pregunta de otra madre atormentada que encontré en un foro "no cuentes las veces que te despierta, no duermas viendo el reloj, no tengas cerca el celular"), tras haber leído estas sabias palabras, empecé a dormir, si a eso se le puede llamar dormir, teniendo en cuenta que colechamos y de las 4 a 245 veces que se vuelve a dormir es enchichado, me ayudaba recordando que la oxitocina se libera en la enchichación y la oxitocina es la hormona de la relajación por excelencia "oxitocina... oxitocina... la hormona de la relajación, ommm... ommm..." y mientras daba de mamar, trataba de relajarme para hacer un sueño reparador con 300 micro sueños (si, la inexactitud incrementa).

Me encantaría decirle, que los niños, o al menos mi chiquillo, funcionan como maquinitas, 3 meses despiertan 6 veces, otros 3 meses despiertan 5, otros 3 meses despiertan 4... pero NO!, había días maravillosos (la verdad eran los menos) que despertaba 4 a 6 veces, seguidos de 3 o 4 semanas que despertaba chorromil, seguidos de otra semana decente para continuar con 2 meses continuos de pesadillas, había noches que se despertaba tranquilo, me lo enchichaba y a los 15 minutos se dormía de nuevo, había noches (las peores, definitivamente las peores) donde se despertaba gritando, no se podía enchichar por los gritos acabando completamente despierto y listo para jugar a las 3 de la mañana (después de otras 6 o 7 despertadas previas...) así que no, no leen manuales, no son graduales, son locos, son humanos.

Creo que en retrospectivas, la última crisis fue poco después del año, de dormirse a las 7 u 8 de la noche se empezó a dormir a las 10 u 11 de la noche, por favor no piense que no le leí cuentitos, le canté, le rogué, le di la lechita, etc.. simplemente no había poder humano que lo durmiera y no, dejarlo llorar en esta casa no se ha encontrado como parte de las alternativas, o al menos no en su propio cuarto, que mentiría si le digo que no ha habido momentos que lo he tenido llorando a mi lado y me he quedado acostada con la cobija sobre la cabeza contando hasta 10... o hasta 20 o hasta 300, que pocas cosas me han hecho tocar mis límites como querer dormir y no poder, no se sienta única ni sola.

Tras esta crisis de las dormidas tarde, noté que no despertaba tan cansada como estaba acostumbrada o como era de suponerse, ya despertaba menos, dormía mas tarde pero despertaba quizás 3 o 4 veces... de ahí en mas ya no supe en que momento fueron solo 3 o 2, creo que llevamos varios meses despertando solo 2 pero no me había dado cuenta de la mina de oro sobre la que estaba parada. Para culminar, se empezó a despertar una vez o dos, un momento, si duerme 6 horas continuas, eso es dormir de tirón!; yo soy madre de un niño que duerme de tirón, soy la orgullosa y descansada madre de un niño que duerme de tirón, lo cual me inyecta de energía, para ser la misma madre que lo persigue cada minuto del día, quizás es designio natural.

Lectora, no sabe cuantas veces leí o escuché "al año un niño ya no debe de despertar" lo leí y escuché de colegas Pediatras, psicólogos, otros padres (de los cuales la mayoría mandó a sus niños desde pequeños a dormir a sus cuartos), pero no, no funcionan así la mayoría de los niños, al menos no ningún niño de pecho que yo haya tenido la oportunidad de conocer, lo veo en mis pacientes, la angustia con la que me reportan como parte del buzón de quejas de sus hijos "se despierta mucho por la noche" para ahora, con tranquilidad poderles decir "eso es completamente normal y les faltan varios meses" ya entonces como una master en materia les sugiero realizar colecho e imaginar la oxitocina como una ávida masajista koreana sobre sus espaldas.

No ha habido un solo día que me arrepienta de haberme traído a nuestra cama a meatball, de los momentos mas bellos e inmensamente gratificantes de la maternidad y de nuestro nucleo familiar, ha sido estar ahí, echada en la cama, oliéndole la cabeza, enchichado, acariciándole el cabello, con la masajista hormonal en mi espalda, agradeciendo al universo el habérmelo puesto ahí, aunque hacía 5 minutos lo hubiera querido poner en una canastita con flores y mandárselo a Angelina Jolie, amándolo, tratando de dormitar. Pocas cosas le puedo recomendar mas a una persona, que llevarse a dormir al bebé a la cama.

Hoy por hoy no tengo aun prisa porque se vaya (mi hijo tiene 1 año 9 meses), no imagino ya las noches sin el, pero le hemos dejado un cuarto con sus juguetes donde pasa gran parte del día, a esas horas difíciles entre 8 y 10 que lo tratamos de dormir, nos toma del dedito y nos lleva a jugar a su cuarto (mi hijo no dice ni mamá ni papá, logra a señas que se cumplan todos sus designios, ya escribiré un blog del niño mudo que terminó hablando, pero todavía no es momento) y me hace pensar que dentro de nada ya estaremos escogiendo su camita y su edredón de vacas (perdón, mi hijo no es mudo, dice "muu", todos los cuadrúpedos son vacas hasta no demostrar lo contrario), por ahora yo disfruto enormemente tener a mi lado a mi becerrito, por el tiempo que el me soporte.

He decidido que si me han aventado con limones, haré una deliciosa limonada, tengo ya varios días que me intento dormir a la fuerza tras la despertada de las 4 o 5 de la mañana (teniendo en cuenta que tengo mas de 18 meses durmiendo en pedaceras de menos de 3 horas, mi cuerpo no sabe que hacer con tanto tiempo dormido), ya no lo voy a hacer, me voy a despertar, me voy a preparar un buen café y voy a hacer todo, que prácticamente lo es todo, lo que no puedo hacer con meatball despierto; escribir, leer, trabajar en una clase, organizar mis finanzas, leer un libro, arreglar la jamás arreglada casa, hacer la comida del día, etc. Para dedicarle mas tiempo cuando despierte.

No se sienta mal lectora o mas bien, no se sienta anormal, que mal, obviamente si se siente, no ha dormido en lo que parecen siglos, ya dormirá, quizás no 8 horas pero podrá aspirar a dormir 4 continuas, después quizás sean 6 y usted no va a saber que hacer con tanta energía nueva, para luego ver como se agota con una hora de juegos y berrinchitos y entonces ya va a recordar para que es esa energía. 

Cada niño es único, pero el que duerme a los pocos meses de tirón, ese, ese es el que entra dentro de la excepción, si el suyo despierta varias veces es completamente normal, es supervivencia o quizás sigamos pagando la manzana de Eva, pero al fin, es naturaleza. 

Le repito, lo que a mi en su momento me sirvió esperando que esta entrada le sirva de algo,  es no dormir con el celular cerca, no contar las veces que despierta, no pensar en lo desgraciada que es (como yo lo hice muchas veces). Piense en lo afortunada que es, en que no va a ser para siempre, en que no importa las incontables veces que despierte usted esta hecha para eso y mas, confíe en su cuerpo, si la naturaleza nos hizo así es porque la naturaleza tiene malévolas y sabias formas de actuar, si las vikingas aguantaron, si las amazonas aguantaron, si tantas mujeres en la historia han aguantado, que no aguante yo, parte de ese aguante, es exteriorizarlo, rechistar un poco o un mucho, encontrar magdalenas que nos hagan sentir empatía, para luego, desecharlo. Gracias por leer.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Mi hijo es ese niño del restaurante


Todavía recuerdo como un sueño muy muy lejano, aquellos días deshijados particularmente en el Distrito Federal, donde mi marido y yo vivimos nuestro año y pico sin plebito. Nos ibamos, caminando, como añoro el caminar, si camino en Guadalajara a la tiendita de la esquina llego empapada en sudor y jadeando. Llegabamos a algun restauransito chick de la roma, de esos donde las mesitas son de latón, las servilletas de papel cartón, las sillas parecen sacadas de la casa de la abuelita, mas bien del basurero de la casa de la abuelita pero la cuenta, esa si, esa si ha sufrido los estragos de la inflación pero la inflación futura hasta el 2022.

Llegabamos a este restauransito chick del que relato, casi siempre con un cuponsito sacado de internet para amortiguar la cuenta, comiamos super rico, una platiquita significativa sobre el futuro, el pasado, las arañas peluditas o lo que fuera, cervezitas, postresito, hasta me llegaba a echar un cigarrito cancerígeno (si lectora, fui fumadora antes de ser mamá y si lectora lo admito, de vez en cuando lo extraño harto), de las pocas cosas que le podían a uno arruinar su salidita dominguera a comer al restauransito chick, era que alguna pareja desvergonzada llevara a su crio, pero como se les ocurre a esas gentes llevar a un lugar así al chiquillo de brazos a oírlo lloriquear o peor al hijo de 2 o 3 años, que grita, patalea, hace berrinche, hasta se antojaba gritarles "señora mía, a unas cuadras hay cajitas felices, por favor mas respeto para los comensales"

Soy esa mamá, soy esa mamá del otro lado que se lleva las miradas, me he convertido en un licuado realizado en base a todas esas mamás o papás a los que volteé a ver feo en el pasado por salir a restaurantes con sus niñitos mal educados, un licuado que a lo que mas sabe es a karma.

Cuando meatball era eso, una ball de meat, todo era diferente, me lo amarraba en el trapo en mi pechito y en lo que haciamos la caminada al lugar en cuestión, meatball se dormía, podía pasar yo sentada 2 horas en el bendito lugar, tomándome una cervezita, conviviendo con colegas de la chamba, con mi marido, con amigas, platicando y degustando con cuidadito mi cortesito o lo que a mi se me antojara pedir para al final retirarle las migajitas de la cabeza y comérmelas también como un segundo aperitivo.

Mas o menos a los 8 meses, un fin de semana antes de mi cumpleaños, para hacer celebración adelantada, nos fuímos con meatball en el trapo a otro de estos restauransitos de la Condesa, un cupón para cortes y cervezas, muy a nuestro estilo frugal (tacaño) de vivir, al llegar eramos los veintiúnicos en el local, por vez primera pedimos una sillita periquera, de pura suerte tenían dos sillitas y sentamos a meatball en su sillita, lo amarramos con el trapo, lo acercamos a nuestra mesa y se entretuvo comiendo de nuestra ensalada... esta bien, mentí, se entretuvo comiendo de nuestras papas fritas.

Esa tarde comimos, nos tomamos unas cervezitas, nos relajamos, platicamos, me sentí libre, ahí sentada comiendo con mi hijo a mi lado, mi hijo era especial, el iba a ser de esos niños tranquilos y bien educados que se sentaban en su sillita periquera las dos horas que sus padres degustaran sus platillos, en que bendito error estaba.

Tras esa tarde de buena conducta siguieron algunos meses similares, sentábamos a meatball en su sillita y lo entreteníamos con comida, algunos días prefería sentarse en nuestras piernas, pero de ahí en mas nada del otro mundo, hasta que descubrió como caminar y entonces fue cuando nos convertimos en víctimas de nuestro propio éxito.

Mi hijo es ese niño, la cosa ocurre practicamente igual en todas las salidas a comer, llegamos al restaurante y se nos ofrece una sillita periquera, la aceptamos siempre porque la fe es lo último que muere, al momento de tratar de ensartar al chiquillo en la silla, se detiene con sus piesitos y se empieza a retorcer como gusanito con sal, ok, el esfuero se hizo, lo sacamos y empieza la fiesta.

Meatball corre por todo el restaurante fascinado, se escabulle entre las mesas, se limpia las manitas embarradas en los pantalones de otros comensales, se mete a la cocina, mete las manos a la cubeta del trapeador, se trepa en las sillas, se baja y se vuelve a trepar, aveces son sillas vacías en mesas llenas, lo cual lo hace todavía un poco mas entretenido.

Me han hecho la pregunta mas de una vez, meseros, otros comensales o compañeros de mesa "y si lo sientas en su sillita?" pero entonces yo siento la misma sensación que tenía cuando meatball bebesito lloraba incansable y me decían "y si le das pecho", la gran diferencia que a estas alturas ya me es un poco mas fácil comprender como funciona meatball o mas que como funciona, como funciona nuestra relación, el hace, yo me adapto a su hacer, hasta una linea muy fina y confusa entre lo permitido y lo no permitido que lo pueda dañar o dañar a otros.

Mentiría si digo que no añoro, que no recuerdo aquellas comidas en paz y tranquilidad, ya sea en las alitas con unos tarros de chela o ya sea en nuestro chiquirestauransito defeño favorito con una jarra de clericót, pero he aprendido a adaptarme y se que van a volver, solo no se bien cuando y quizás para cuando vuelvan, de lo único de lo que vamos a hablar es de lo que hace o dejó de hacer el chiquillo o los chiquillos, si continúan los planes en pie o a la mejor en vez de alitas y chelas vamos a pedir claras de huevo con nopal por aquello del colesterol y de la dentadura.

Hoy por hoy nuestras comidas son como esos juegos de obstáculos en equipo, en donde uno corre desesperado mordiendo una cuchara sosteniendo un huevo y llega deshecho con el otro a darle una palmada, entonces el otro se mete al costal y sale saltando como loco mientras el primero se echa al suelo a respirar y avienta el huevo, la cosa es que en este equipo, uno sale corriendo tras de meatball y el otro engulle sus sacrosantos alimentos.

Nos rendimos, de verdad que la lucha se hizo pero nos rendimos y creo que el aceptar que no podíamos mas fue el inicio de una maravillosa etapa, de una etapa que me llena de nostalgia o que se hace un deja vú, porque hace mucho... bueno no tanto, la viví, los restaurantes de comida rápida, los benditos maravillosos, grasos y cancerígenos restaurantes de comida rápida, aquellos con los que nos condicionaban las mamás "si te portas bien, te llevo al manonas", la única diferencia es que ahora la motivación es diferente.

La primera vez fue en un Carl's Jr, mi marido y yo somos fans particulares de esta cadena de comida rápida que es poco mas "nais" que las demás y poco mas cariñosita también, llegamos un Domingo en la mañana, el sartén en casa se puso en huelga y nos pidió de favor nos fuéramos a buscar pancakes a otro lado, así que se nos ocurrió llegar a con don Carlitos, no podría expresar lo que sentí al comer sentada al lado de mi marido, masticando la comida mas de dos veces antes de engullirla mientras mirábamos a meatball fascinados trepando por la redesita, aventándose de la resbaladilla, subiendo y bajando escalonsitos, si se cae, pues que se caiga, las caídas en el piso de foamy valen menos, si no llora nunca pasó, los pancakes procesados me supieron a pancakes artesanales y el café punta de Cielo con refill me supo a nespresso, teniendo en cuenta el tiempo que tenía que no me tomaba un café sentada que no estuviera frío o hirviendo.

Ese fue nuestro principio, nos re definió, nos gusta comer fuera, los sartenes y las ollas en casa son bien nefastos, de un día para otro, casi siempre en fin de semana pero de repente hasta entre semana, simplemente se enhuelgan y nos piden de la manera mas atenta pidamos comida a domicilio o nos vallamos a comer, así que obedientemente salimos, pero en esta ocasión, tenemos ya una lista (mi marido, mi marido es el de la lista) en donde tenemos los restaurantes de Guadalajara con las mejores áreas infantiles, que no estén separadas de las mesas, si no que las mesas estén casi adentro de la alberca de pelotas, porque a la tierna edad de meatball la opción mas tangible es estar a una distancia muy cercana para cacharlo de la resbaladilla y para consolarlo cuando aquella niña del mal me lo rasguña en la frente (es verídico, pero estamos tratando de superarlo).

Ahora salimos con gusto, emocionados, a lugares donde a uno ya nadie lo ve feo... a menos que tu hijo aventara a  otro pero como en nuestro caso nuestro meatball pasa a ser el bulleado casi siempre yo soy la que ve feito a otras mamás, no solo comemos agusto, meatball se encanta, sube, baja, trepa, brinca y salta, seguimos sin lograr que se esté quieto en la periquera, pero no me molesta llevarle bocaditos al área de juego (seguro al señor que limpia el área de juegos si le estresa un poco pero me gusta pensar que va implícito en la cuenta con el refresco de 30 pesos). Para terminar el paraíso, llega muerto de cansancio a casa, aveces se duerme en el coche y lo pasamos a la cama para que se eche una maravillosa siesta de mas de 2 horas, tiempo en el que papá  y mamá reposan las coronarias saturadas de papas fritas o vemos cual novios una mala película sin volumen (si, nos acostamos a ver películas en la cama con meatball dormido en mute y nos encanta... adaptación... adaptación...)

Lectora, si usted esta en esa rara e incomprendida etapa donde una parte suya de usted quiere salir a un rico lugar a comer y a convivir con familia y amigos y otra parte de usted, como  yo, se vuelve loca correteando chiquillo y solo quiere que termine el martirio, no sufra mas, espero y mi historia le funcione, vaya empezando su listita, hay páginas de facebook especiales para padres desesperados que buscan lugares donde los niños se entretengan, aunque usted no lo crea, ya verá lo maravilloso que es volver a comer sentada y sorber una cervecita (esto no en un lugar de comida rápida... aunque para todo ha de haber mañas...) mientras su chiquillo o chiquilla retoza y socializa fascinado, estimulación para su hijo, una rica comida para usted y casi siempre un descansito para el bolsillo con los combos de oferta, una situación win win win, espero le funcione tanto como a mi, gracias por leer.

sábado, 9 de mayo de 2015

Mi hijo camina... La graduación del boot camp?


Pese a las premoniciones bien intencionadas de que el pobre meatball jamás caminaría y sería un niño telele en brazos de mamá para siempre, pese a mi extraña aversión involuntaria o voluntaria a realizar ejercicios y hacerle juegos didácticos y optar por cargarlo, chiquearlo, besarlo hasta el cansancio y simplemente dejarlo jugar y meterse a la boca cualquier cosa que considerara difícil que lo electrocutara o que fuera NO TAN punzocortante, el lo acabó haciendo, pese a mi o por mi, terminó caminando.

Acepto que si pudiera separar su tan corta vida en pequeñas etapas, la etapa del bebesito que no hace mas que pasar en la chichi, la etapa del bebesito come papillas, la etapa del monito que gatea, etc, etc, la etapa "del títere" para mi fue quizás la segunda mas difícil (si, nada, bueno, hasta ahora no creo que nada, supere la etapa del chiquillo chillón enlechado) la situación aquí era exactamente esa, su hijo se convierte en un títere, sus pequeñas y regordetas piernitas (en nuestro caso, sus pequeñas y esbeltas piernitas) ya tienen la fuera suficiente para pararse... con ayuda... ya tienen la destreza suficiente para dar pasitos... con ayuda, y si, con SU ayuda, porque ya es bien sabido lo que dicen de las andaderas, que son el invento del diablo, así que las mamis de ahora pasamos, lo que me pareció fueron siglos pero en realidad fue poco mas de un mes o dos, caminando jorobadas por todos lados (por TODOS) sosteniendo a un chiquillo ávido de aventura, que aunque gatea perfecto ya no le apetece hacerlo y ahora decide conocer el mundo.. si.. con SU ayuda y a expensas de su columna.

Después de ese mes o dos meses interminables donde su espalda se amolda para quizás jamás recuperar su no tan jorobada figura, de repente un día sin querer se le resbala una manita y oh sorpresa, medio borrachito, el chiquillo logra seguir con los pasitos (después de muchas soltadas involuntarias donde el poble gira como un trompo sobre su propio eje) y entonces usted se queda pasmada... es en serio? ya solo una manita? y es ahí cuando la joroba se reduce en unos cuantos grados que para entonces le parecen la gloria, ya solo hay que sujetarle una manita, después de, quizás otro mes de sujetarle una manita (intentamos con el arnesito, a nosotros no nos funcionó, meatball aún así quería sentir una mano amiga que lo ayudara), esa manita insoltable va requiriendo menos apoyo, se convierte en un cuatro deditos, tres, dos, un dedito, ya va uno con el dedo todo adormecido para todos lados, insisto, comparado con la etapa del títere, un dedito se vuelve un paraíso.

Y es entonces cuando ocurre aquella etapa tan maravillosa en la que todos los padres soñamos, los primeros pasos, los primeros son sin querer, son un error, se nos soltaba el dedito y daba dos o tres pasitos correteados para volverse a sostener, aún así eran muy conmovedores, acepto sin embargo que en nuestro caso nos fue todavía mas conmovedor la primera vez que lo vimos arrastrarse, quizás porque ya empezó a caminar "a la edad que dicen los libros que hay que caminar" y cuando se arrastró ya estábamos en un punto de asegurar que nuestro hijo jamás se arrastraría, mucho menos gatearía, lo cargaríamos para siempre, así que la primera vez que lo vimos arrastrarse nos acabamos la caja de kleenex... esta bien, las mangas de las camisas, mi marido y yo, sumergidos en lágrimas y mocos, esta vez solo nos dio mucha emoción y alegría, ya estábamos relajados, ya habíamos pasado por el trauma de considerar a nuestro hijo retrasadito, estábamos en un punto donde sabíamos que lo haría algún día y punto al punto.

Después de esos primeros pasitos que parecen hechos por error, la cosa avanza demasiado rápido, día a día esos dos pasitos se hacen tres, se hacen seis, se hacen diez, y en un transcurso de a lo mucho dos semanas el chiquillo esta corriendo!, corriendo!, no solo sobre la superficie segura del foamy que tapiza su sala pero también sobre el suelo común y corriente, sobre la tierra, sobre el empedrado, ya mira usted que se cae y mete las manitas con desplantes de profesionalismo, se las mira, como pensando "ahí siguen" se pone de pie nuevamente y sigue corriendo.

El niño que camina, se convierte al mismo tiempo en el niño que a duras penas se da a entender pero se da, sé que hay muchas mamás, si me atrevo a decir, la mayoría de mamás, son traductoras, "mira, dice que allá", "mira, dice agua, guaguá, guagua al camión" (en serió?...) , "mira, dice que si, que no, que por favor dos tazas mas de azúcar" a mi esto de la traducción no se me dio, mi hijo habla en su propio idioma y es un idioma incomprensible para mi, sin embargo se expresa, se expresa con su carita, expresa felicidad, duda, incertidumbre, interés, enojo, etc.. o al menos esto es lo que a mi se me da mas por traducir, esos llantos para mi intraducibles, el día de hoy se acompañan de manos que se elevan hacia mi para que lo cargue y como un jinete experimentado se mueve hacia donde desea que lo lleve, si quiere chichi (osea en nuestro caso es sinónimo de siesta o relajación) se mueve hacia las escaleras, hacia la habitación, la cual se convirtió en el único lugar donde hay chichi, acostaditos, relajados, no fue de forma voluntaria,pero poco a poco las tomas se empezaron a limitar a las tomas para dormir y así se quedaron, lo cual sin querer terminó siendo un éxito para el binomio, mami no tiene el estrés de darle chichi en público y andarse tapando o explicando al mundo perplejo que le voy a dar chichi hasta la universidad, mami se dió el lujo de refundir sus bras de lactancia en muy muy lejano y volver a usar bras de mujeres normales, mami empezó a vislumbrar la puerta de salida del boot camp.

Decidí volver a escribir (no escribo porque realmente sentarme en una computadora se ha convertido en tarea quasi imposible ahora que soy dos tercios ama de casa un tercio freelancer, espero poder escribir otra entrada sobre el cambio porque la merece y así yo, lo saco de mi sistema y lo vomito al universo cibernético), porque ayer me sentí muy inspirada, mami no tuvo chamba, así que se convirtió en un día 100% ama de casa, lo cual hasta hace pocos días me atormentaba y ahora me causa júbilo, lo dejo hacer lo que el quiera, soy ese tipo de madre desentendida, ayer rascó la puerta cual perrito y se la abrí, soy mala, mala como la hiel, me quedé ahí parada viendo como sufría para bajar el escalón hacia la calle (la calle comunal, vivimos actualmente en un cotito o privadita, cosa que no podría ser mas maravillosa para el niño que camina), después de un rato de esfuerzo físico extenuante para el, como pudo, bajó el escalonsito sin mi ayuda (me la pidió con la mirada y me hice la desentendida... soy así, para estas cosas me gusta hacerlo sufrir un poco, empujar sus límites, mostrarle que él puede, solo sufre una vez y las siguientes ya lo hace como si hubiera nacido haciéndolo), al lograr bajar el escalonsito, corrió como fugitivo de cárcel, con las manitas alzadas hacia el cielo, riéndose como un loco, gritando, con su carita desencajada de la sonrisa y los ojitos perdidos en los cachetes, ya ni necesitó voltear a verme, porque el sabe que siempre estoy ahí y espero que comprenda que siempre estaré... o al menos  todo el tiempo que me lo permita, este era su logro, él bajó el escalón, el salió hacia la calle, su júbilo no era para menos, corrió como un loquito gritón y paró un poco, entonces ya volteó a verme, me sonrió y siguió corriendo, fue a jugar con los cactus de la vecina (si, tiene talento de faquir, le encanta sentir la sensación puntiaguda de las espinas en sus deditos y su madre desvergonzada que lo deja), se subió a las jardineras, se sentó en el cesped un rato, lo arrancó y lo miró, lo probó un poco y lo escupió y ya no lo volvió a probar, jugó con las plantas, aplastó algunas hormigas, se paró y corrió de nuevo, pasó sobre una alcantarilla que emitía un sonido metálico ante sus pasitos y volvió, como artista de stomp, a dar de pasitos exagerados sobre la alcantarilla, todo este tiempo yo estuve sentada en la jardinera, viéndolo, disfrutándolo, conteniendo una lagrimita y pensando muchas cosas.

Yo se que todas las madres creemos que el mundo no tiene la capacidad de crear un ser tan perfecto como lo es el que creamos nosotros, en menor o mayor grado todas lo sentimos, yo lo veo particularmente en el sentido de la inteligencia, " ya hace esto", "dice esto", "entiende esto", "lee esto y nadie le enseñó", yo como soy ese tipo de persona que considera que la inteligencia esta sobrevalorada, no se la busco, no considero particularmente a mi hijo inteligente, creo que es tan inteligente como lo es un niño de su edad no mas, no menos, pero me encanta pensar, me llena de orgullo pensar, me satisface increíblemente pensar, que he criado al niño mas feliz del mundo, a un niño seguro, que se cae y se vuelve a levantar, que toca cactus, que se acerca a los perritos y los quiere acariciar aunque le ladren, que corre emocionado hacia un grupo de niños jugando, que corre por la calle sin tener que voltear a verme, porque sabe que estoy ahí y no tiene necesidad de voltear, porque siempre he estado ahí.

El tipo de crianza que nosotros decidimos implementar, no ha sido fácil, en realidad fue increíblemente difícil, hablo en pasado porque... ya no lo siento así, tengo quizás dos meses sin comprar una caja de sedalmerck (si, me compraba una caja por mes y me la terminaba... si) tomo café por el gusto de tomarlo y no por la necesidad de hacerlo, mas de un día pensé atormentada "vale la pena, vale la pena atender al chiquillo todo el tiempo, no será mas fácil  encargarlo mas, mandarlo a dormir a su cuarto, meterle de una vez por todas el biberón y dejar de darle de un tajo las dos o tres tomas de chichi que sigue haciendo por las noches, simplemente perderme menos como persona por ser madre. El día de ayer logré contestarme esa pregunta, al verlo así, tan libre, tan seguro, tan interesado en el mundo, creo que tengo que tomarlo como una inversión, nunca sabré si de todas formas hubiera sido lo mismo si hubiera hecho las cosas diferentes, nadie puede saberlo y al final del día, todas las mamás tratamos de hacer lo mejor que podemos o al menos lo que consideramos es lo mejor y al fin ellos salen, salen alto, niños inteligentes, fuertes, seguros, cariñosos, etc, etc, con uno, no se sin uno, pero si pese a uno.

Una querida amiga me mostraba ayer un video de su nene, semanas menor que meatball, dando sus primeros pasos, con emoción pero con tristeza, "ya no nos necesitan" y no pude aguantar decirle "si.. no es lo máximo?" quisiera decir que sentí duro, que me duele verlo crecer, que quisiera seguir tomando su manita, pero no, no y no, amo verlo crecer y ha sido increíblemente reconfortante este pequeño pasito para él pero gran paso para nosotros, de empezar a desgrafilar el cordón umbilical (ese cordón que admitamos, jamás terminará de cortarse) me siento mas descansada, me siento mas despierta, me siento mas yo, pero un yo evolucionado, un yo con metas completamente diferentes, pero al fin, yo.

Cuando le expliqué a mi amiga como pude, que en mi experiencia, estaba a punto de entrar a una etapa... muy rica, muy bonita, muy descansada (comparada con bebesito demandante... que yo cuando no era mamá y veía a las mamás corriendo tras sus hijos pensaba... Jesús... y quizás también, el mio no va a corretear así, va a ser super disciplinado... si, puntos suspensivos), me pregunta mi amiga "entonces ya se terminó el boot Camp?", no se si se terminó el boot camp, no se si algún día se termina, no se si la etapa de berrinches de los dos años va a arrasar nuevamente con mi alma, hoy por hoy, para mi es una graduación, mi rebozo casi casi a pasado a ser parte de un recuerdo, ya solo lo uso como un medio de transporte y no por mucho tiempo, se me empieza a retorcer para que lo baje y explore, lo que alguna vez pareció tatuado a mi piel, hoy corre, grita y levanta las manitas al aire.

Si su hijo todavía no camina o esta mas bien en la etapa del títere, le deseo toda la paciencia del mundo, por favor no tome sedalmerck... pero si ya no puede con su alma, santo remedio, no se lo recomendé yo... mas temprano que tarde se va a terminar, quisiera decirle que la va a extrañar pero no, yo no la extraño, para ser muy muy honesta, yo no extraño nada, yo no extraño ni mi panzita de embarazo (para mi fueron mas bien mis náuseas, mi dolor de espalda y mis 18 kilos extras del embarazo), mi bebesito con su olorsito a bebé y sus veintiocho tomas de seno materno al día, mi pequeñito come papillas, mi nenito que se arrastraba cual trapeador por el piso, no lo extraño porque tengo a mi meataball en la etapa mas maravillosa de su vida, no se como puede ponerse esto mejor pero creo y tengo fe que todavía va a ser mejor, es una combinación perfecta entre independencia y a la vez expresión emocional, yo me lo comía a besos, ahora él me come a besos, me da de palmadas y cabezazos muerto de la risa, me sopla en la panza para escuchar "peditos", él es el que me asusta, el me da de comer sus ya deglutidas sobras, él me llena de besitos babosos que prefiero ni limpiarme y estoy segura que en su idioma me dice "te amo" y que algún día lo va a lograr decir en mi idioma.

Tenga paciencia pero espero esto sea un rayito de luz, hay luz al final del oscuro tunel, no me malinterprete, hay madres que parece que nacieron justamente para ser madres, que lo hacen tan fácil, con una sonrisa y las uñas pintadas, con tranquilidad, yo no soy una de esas, yo tengo las uñas si bien me va recortadas chuecas y con la cutícula hasta el tope, estoy saliendo de una seria adicción al sedalmerck con coca cola y me veo en la necesidad de escribir un blog para expresar mis miedos, ocurrencias e inconformidades y con todo y eso, hoy me siento mas yo, un yo regenerado, un yo mejor, un yo rehabilitado de drogas, un yo mamá menos jorobado, mejor dormido y mas descansado, le deseo eso y mas, gracias por leer.

martes, 10 de febrero de 2015

Niño que se moviliza, the madness...


A todas las mamás y papás y abuelos y metiches y señoras de mercado nos urge con ganas que se mueva el niño. A pues que ya se mueve el niño? ya rueda? no rueda? no está ya grandulón para que no ruede? a que no gatea? el del primo del novio de mi amiga la amiga de la que te dije, gateó a los 3 meses, camina? no le haces ejercicios? como? eres pediatra y no le haces estimulación temprana?.. mhm...

Dios misericordioso que prisa tenemos todos porque se mueva el niño, cuando ya que se empieza a mover, nomas se nos va la memoria (mientras lo mantenemos agarrado de un tobillo colgando de la cama) recordando cuando era un bebesito cachetonsito cuya única gracia era pasar en la chichi todo el día, ah, pero como nos quejábamos, canijo bebesito cachetonsito no sabía hacer otra cosa!, se lo juro, mis quejas caen en el sarcasmo, nunca en mi vida me había divertido y cansado tanto al mismo tiempo, nunca.

Meatball siempre ha ido "atrás de" otros chamaquitos de su edad, casi casi con horario, dos semanas atrás, dos semanas que calculo son masomenos las que le faltaban en la barriga antes de que yo decidiera una buena fecha para mi cesárea programada o quizás simplemente es "flojito", me encantaría decir, de verdad, " a mi eso jamás me ha estresado", FALSO! falso falso y falso mil veces mas, como no, si está divertidísimo vivir entre amistades pediatras... y no pediatras que gustosamente preguntan el "y ya hace malabares con naranjas?" "mmm... pues como que ya quiere (madre defendiendo a hijo flojito... o mas bien madre defendiéndose a si misma" "mmm... vaya, como que trae algo de retrasito no?" si, en efecto, la palabra retrasito ha surgido, mas de una vez, con eco, lenta y dolorosa, con una dicción perfecta, con una intención por seguro muy muy franca.

Primero fue el rodarse, al tanteo fue como a los 4 meses (si! Si! al tanteo, su librito en el que se anota su primer todo esta medio vacío, soy ese tipo de madre despistada y un poco holgazana, mejor me ventanéo en un blog público), para esto lo hizo una vez y no lo volvió a hacer en semanas, entonces yo no sabía que contestar cuando me preguntaban si ya rodaba, a lo que se me facilitaba un "si... ya lo hace", después siguió la sentada, qué sentada es la que cuenta? porque si yo lo ponía en su donita se sentaba de lo lindo, sin donita caía de ranazo, pero para mi, ya se sentaba desde los 5, me ponía algo nerviosa en público cuando empezaban las preguntas "pero como.... no se sienta sin ayuda?" lo que de alguna forma me hacía sentir muy muy culpable, algo estaba haciendo yo mal, algo estaba dejando de hacer. Después, siguió el primer arrastre, que cosa mas linda, solo logramos que se arrastrara en el suelo pelón frío de Diciembre, tenía ya 10 meses (en efecto... retrasadito), jamás olvidaremos el día que lo vimos arrastrarse, lo convertimos en un momento importante el marido y yo, no tomamos fotos, no tocamos el celular, solo nos tomamos las manitas y compartimos una lagrimita o dos... nuestro metball se movía... o al menos lo intentaba.

En vista que el chiquillo tenía ya 10 viejos meses y apenas se esforzaba por arrastrarse, se nos empezó a acumular el estrés, tiene que gatear, como no va a gatear! su hijo no gatea? no me haga iniciar con los beneficios del gateo, googleelo usted, así, beneficios del gateo, yo no gateé jamás, quizás por eso tengo un record de haber practicado prácticamente todos los deportes habidos y por haber al alcance de una niñita sinaloense y en prácticamente todos fui banca, árbol bailarín del fondo o recoge pelotas, pero bueno, me viera estacionarme, bendito Distrito Federal.

En efecto hicimos una cita con una profesional, con una rehabilitadora, una doctora maravillosa, me hizo una y mil preguntas en las que me di cuenta que era "esa mamá", se me olvidó cuanto midió al nacimiento el niño, cuanto le midió la cabeza, apgar, cuando hizo que, cuando hizo esto otro... en fin, si me estuvieran haciendo escrutinio por maltrato infantil me quitaban al niño volando!

Los ejercicios para el gateo consistieron en una serie de repeticiones cuantificadas que iniciaban con pasarle por su cuerpesito encuerado diferentes texturas de arriba a abajo siguiendo por otros ejercicios un poco mas complicados, meatball lloró desconsolado los cuarenta minutos completitos en los cuales la doctora me resumió los ejercicios que yo realizaría diariamente en casa con una hora de duración, traté de bloquear su inconsolable llanto y su mirada de "mamá que hice para merecer esto" y concentrarme en mi cuadernito de notas y dibujitos, al final me dijo lo que para mi fue lo mas importante escuchar de un profesional en materia "el niño esta perfectamente bien, no tiene ningún retraso aparente, solo es cuestión de estimularlo" salí estresada y feliz, al menos el veredicto era bueno, a la chichi a olvidar penas.

Honestamente (y espero que mi rehabilitadora no lea nunca jamás esta entrada porque se me pone la cara roja de verguenza) hice los ejercicios a medias un solo día, masomenos por 20 minutos, 20 minutos de chillidos a todo pulmón de mi nada llorón bebé, quizás el problema era que no estaba acostumbrado, para serle honesta no me gustan los ejercicios... simplemente no me gustan! los vi en youtube mil veces, leí algunos artículos, les pregunté a neurólogos pediatras, amigas pediatras con diplomado en rehabilitación, otras madres ávidas en el tema y jamás logré hacerlos con gusto, no quisiera decir para mi tristeza que nunca me interesó la estimulación temprana de mi hijo... solo a nosotros, esta bien, a mi, no se me dio, me gustó mas jugar con el todo el tiempo, hacerle cosquillas, rodar con el, jugar a los maderos de San Juan, sobar cada rinconsito de su cuerpesito regordete y olerlo, besarle sus piesitos, no se si eso sea parecido a pasarle trapitos de diferentes texturas o el ponerlo sobre mi panza contara como el ejercicio con el rodillo, pero era lo que a ambos nos hacía felices.

Al final al final, lo que mas me funcionó, fue ponerlo en el suelo, en este caso sobre el foami, ponerlo sobre el foami y mantenerlo boca abajo todo lo posible, quizás al inicio aguantaba 10 segundos, después 20, después 30, poco después un minuto o dos, los juguetitos no ayudaban mucho, mi hijo funciona como animalito de circo, con comida, así que el ponerle pedacitos de galleta maría, de alegría, de galletitas puff, lo mantenía encantado boca abajo, después apenas de pocos días de sus pininos de arrastre, aprendió a arrastrarse a una velocidad impresionante, recorría nuestro micro departamentito en segundos, obsesionado cada día por el cajón 1, otro día el cajón 2, otro día la puerta, el garrafón de agua, el sillón, la mesa, cada día un mundo diferente dentro de nuestro micro mundo chilangito.

Yo quería que rodara, así que rodó, rodó con ganas, rodó de la cama al suelo a media noche, como meatball tiene un espíritu santo que se pone las pilas, se nos ocurrió apenas ese día que sería bueno quitar el box de la cama y dejar el colchón pelón, así que la caída estuvo mas en cortito, en una semana se dio unos cuatro ranazos mínimo, adquirió pequeños moretes simpáticos en los brazos y en las piernas, la enorme cantidad de pelitos, pelusas y demás menjurjes que aparecían en su ropita me hizo reafirmarme que en efecto soy la peor barretrapeadora del mundo, nuestra chiquicasita que se barría una vez por semana por  la señora que nos salvaba de vivir empelusados entre otras cosas, pasó a mal barrerse todos los días por su servidora, que insisto, de alguna forma logro darle vueltas a la mugre de un rincón a otro.

Mi vida no es igual, hace apenas unos meses nuestras tardes consistían primero en pasar sentada en el sillón con la almohada de lactancia, después en pasar sentados en el foami jugando con basuritas (así es, cómprele usted el juguete mas sofisticado, a su hijo le parecerá mas divertida la botellita de agua, el tupper, su calcetín rojo, el tubito vacío de papel de baño, etc), ahora, está compuesta por perseguir a un incansable gusanito retortijón que se mete entre las patas de la mesa a comerse pedacitos de comida vieja, encintar los cajones que abre maravillado, sostenerlo de la ropa, del tobillo, de la muñeca, de la greña, de donde se pueda, para tratar de evitar uno que otro moretón (uno que otro, solo uno que otro) y no empecemos con la cambiada de pañal o cambiada de ropa empelusada, momento que por alguna razón aborrece con locura y donde decide mostrar sus dotes de tornillito terminando uno con la espalda adolorida y embarrada de todo por todos lados.

Perdón madresita, de verdad perdón, si usted cayó en mis garras durante una guardia de urgencias de Pediatría, asustada con el chiquillo mostrando un chichonazo en la cabeza, donde quizás hasta le tocó que le rodara los ojos "cómo mamita, cómo que se le cayó... dice que ya se le había caído?... mm... pues hay que tener cuidado eh... que bárbara... ellos están chiquitos, no saben", si me volviera a tocar atenderla mamita, asustada, con el chiquillo chillón moreteado, le daría un abrazo, "yo la entiendo, son unos diablitos, diablitos! no paran, fue solo un segundo de descuido, ponga cobijas, alfombra, ropa sucia, cartón, lo que sea, para que al siguiente jacarazo amortigue el golpe".

Volvemos a lo mismo, disfrutar, eso, eso es lo mas importante, disfrutar lo que uno esta viviendo ahorita, si no rueda, pues ya rodará, hay un rango muy amplio en el cual es "normal" o "esperado" que ruede un niño, si no se sienta, ya se sentará, nuevamente, cada niño es diferente y el rango es grande, no me malinterprete, si se pasa de ese rango esperado, hay que buscar ayuda profesional, comente sus dudas al Pediatra o pida una valoración a un Neurólogo Pediatra o a un rehabilitador infantil, se vale, si le reafirman que todo esta normal entonces insisto, disfrute, apenas se sienta y ya pensamos "cuando gatee..." apenas gatea y ya decimos "cuando camine..." para serle honesta, no, no le hago a mi hijo ningún ejercicio para que camine... lo va a terminar haciendo así le amarrara las piernas mas temprano que tarde y yo no tengo ninguna prisa!, ya con el gateo tiene para volverme loca, así que disfruto a mi cachorrito empanizado de mugre, si se para pues quizás lo lleve de la manita a dar una vuelta (y vaya que corretea a su paso) y nuevamente al suelo, a sacar basuritas debajo del sillón y lectora, le deseo que las golpizas que se de el niño sean lo menos aparatosas posibles, la vida es así, si no nos caímos, es porque no nos atrevimos a saltar. Gracias por leer.