Primero me disculpo con algunas lectoras que en el paso de los últimos meses me preguntaron y medio reclamaron halagadoramente el por qué del cese de publicaciones, perdones a todas, la verdad no tengo una respuesta atinada como quisiera; simplemente se me fueron las ganas, pero hoy por alguna razón, volvieron.
Desde el primer día que uno se pega al chiquillo a la teta, que si todo sale como debería de salir eso termina siendo durante los primeros minutos de vida, a uno le surge en los adentros de la conciencia, una preguntita muy pero muy opacada por otras preguntotas. ¿Y sí me estará saliendo algo?, ¿ y sí lo estaré haciendo bien, ¿estaré haciendo al menos algo bien?, ¿y sí es en serio que no se voltean cuando me saco las chichis?, y aquella preguntita escondida, ¿hasta cuando voy a continuar haciendo esto?.
Esa pregunta tan sumergida en capas de otras preguntas que nos parecen mas importantes, se empieza a develar a medida que el mero tiempo va respondiendo el resto; uno se da cuenta que sí le salía algo, uno se da cuenta que jamás va a estar segura de si está haciendo algo bien pero "se me afigura que sí", a uno ya le vale que nadie se volteé al sacarse las chichis por lo tanto esa pregunta se elimina y entonces, como para ya cuando uno se contesta este par de preguntas el chiquillo ya tiene unos 4 o 6 meses, empieza a aflorar aquella otra escondida... ya en serio, ¿hasta cuando voy a continuar haciendo esto?
Primero, está el romance que nos surge a muchas mamás, "dar teta es maravilloso", "es tan bonito", "siente uno esa conexión... ¿sabes como?" (respuesta de una mamá de chiquillo de 4 a 6 meses, franca chaqueta mental de madre de bebé menor), pero entonces el romance empieza a declinar, cual noviazgo maduro o matrimonio volviendo de la luna de miel; maso menos por el octavo mes, cuando el chiquillo empieza a pelar los dientes, algunas antes, otras después y entonces una revierte la historia "santo señor, ya por Dios, en serio, ¿cuanto va a durar ? ama la chichi con locura y pasión ¿es en serio que un día la va a dejar?"
Las madres de mi tribu... no es cierto no tengo tribu, no encajo en patrones, si tuviera tribu sería un total "señor de las moscas" hay mujeres que saltamos de tribu en tribu por supervivencia humana. El caso es, que algunas madres, solemos repetir con orgullo "le voy a dar hasta que el plebe quiera, porque voy a tener un destete respetuoso"
Paréntesis, ¿que es eso del destete respetuoso? yo eso del destete respetuoso la primera vez que lo oí fue en una plática muy interesante a la que me llevó una amiga en mi misma situación de "amo darle chichi a mi bebé de 8 meses pero..." el destete respetuoso se resume en "no ofrecer, no negar" o algo así, dispense mi falta de sabiduría en destete respetuoso, como este es un blog non médico (lo cual repito continuamente) y donde la honestidad abunda y empalaga, no me voy a dar las cartas de experta pero al final puedo decir con mucho orgullo que terminé teniendo sin querer queriendo un destete respetuoso.
Para esto la nutrióloga que nos dio la plática fue harto de sincera, nos dijo como tal, yo a mi hijo lo sigo lactando y por ende no puedo hablar de mi ronco pecho, pero en experiencia de otras mamás, destetar a un bebé puede llegar a ser de las cosas mas difíciles, ya sea que se haga por motivos médicos (que terminan siendo muchas veces motivos mal fundamentados) o por motivos personales, pueden ser días de llantos inconsolables y huelgas de hambre en contra de la fórmula y las papillas. Ya se imaginará el entusiasmo para buscar destetar al chiquillo... aunque sea algún día de estos.
Mentiría si dijera que la lactancia a partir del año fue maravillosa, al año seguía siendo algo que disfrutaba bastante, navegaba en el barco del romance,"es bien bonito" , ni se diga al momento de calmar al chiquillo de un berrinche, cansancio, etc.. destetar no era opcional, era paz mental, aun aguantándome una que otra mordida perdida o roce de dientes.
Mas o menos a partir del año y medio o año 10 meses, la lactancia se volvió mas engorrosa que encantadora, aunque las tetadas cada vez eran menos, quizás 4 en el día de carrerita y una o dos nocturnas casi siempre lentas y cansonas, se volvía algo tedioso. Destetar sin embargo era inconcebible, ya no era tanto "doy chichi porque es re bonito" ya era mas "doy chichi... porque si se la niego dos segundos arde Troya, no me imagino negarla por completo".
Ya al fin me paso al cómo sucedió, ahora que quizás he logrado que se sienta identificada y que no es la única mala madre que piensa todos los días de su vida "ya en serio hasta cuando se va a seguir pegando". Nos fuimos de fin de semana a Mazatlán a pasar unos días con mi familia, meatball y yo solitos, al marido lo dejamos "sufriendo" solo en casa Meatball tenía exactamente dos años cuatro meses y seguía tan enchichado como siempre, no mostraba ningún signo de destetar pronto. Para esto noté la diferencia abismal entre estar con un chiquillo de un año y medio echada en un camastro de playa y un chiquillo de dos años y medio; me sentía relajada, mientras le tuviera comida, el plebe agusto, en el camastro echando nachos y jugo de piña mientras mamá chismeaba con las hermanas tomándose una chela bien helada, cuando apenas hacía un año no hacía mas que perseguir al niño por todo el hotel sin poderse quedar quieto un segundo.
El primer día lo pasamos de maravilla, dormimos enchichados, como siempre, incluyendo una siesta en el camastro de la alberca. El segundo día pasó algo muy curioso, pasado medio día mi mamá se ofreció de voluntaria a cuidar al niño en el cuarto de hotel, "vete a la alberca con tus hermanas" no me lo dijo dos veces, pasé unas dos horas maravillosas echando mas chelas de lo debido en la alberca del hotel, sintiéndome libre, no extrañando al crío ni un segundo, supongo que algo tuvo que ver el tener esa sensación tan precisa de despego, de la cual no me avergüenzo en lo mas mínimo, la atesoro, simplemente se sentía natural, ya nos necesitamos un poco menos.
Al volver al cuarto con quizás one too many chelas encima, me acosté a amamantar al chiquillo, ya pasaba la hora de la siesta y ya se veía cansado (osea rejegón y berrinchudo); se despegaba exaltado y golpeaba sus algún día amadas chichis (literal, golpeaba las chichis) yo me enojaba, me tensaba y lo cambiaba de lado, la verdad que no me estresaba tanto gracias al penoso exceso de cerveza pacífico por mis venas, pero me sentía cansada (ok, peda), el chiquillo gritaba, pegaba, chillaba más, golpeaba mas (ya sabe, el tango, solo las que lo hemos vivido lo podemos comprender), después de unas dos horas de intento, les pedí un aventón a la casa donde nos quedábamos Meatball y yo, de seguro por borracha, me decía, seguro le sabe a cantina de baja monta, soy la peor mamá del universo.
En el cuarto fue la misma cantaleta, con la diferencia que la peda pasó a ser cruda y meatball se desvanecía de cansancio tras un día asoleado sin haber tomado un minuto de siesta, lloró y lloró desesperado hasta que se durmió sollozando, jamás imaginé que empezaba el destete, lo tomé como un muy mal día para ambos y nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente, se despertó de buen humor, esos minutos que exudan ternura al despertarse uno con el crío en brazos, los hueles, los besas, acaricia, te ríes, se ríe, te derrites. Minutos que alimentan el tanque que se echa uno después aguantando berrinches y pataletas (yo le doy besitos en los berrinches, no para calmarlo, para calmarme yo con su aroma que si no lo hago, le llaman al DIF los vecinos). Tras los minutos de oasis empezó el juego, ofrecí la chichi, se molestó, se molestó de una forma que me parece difícil de explicar, como si a un adicto rehabilitado le ofreciera uno un trago, como con dolor, como "si quiero pero no puedo", tardé en comprender lo que estaba pasando más cuando meatball a esa edad estaba mudo, no necesitaba hablar, las cosas eran claras, se estaba despidiendo y me pedía mi ayuda; me bajé la blusa y y al fin asimilé lo que estaba pasando; lo abracé un buen rato y una parte de mí decía "debe de ser el viaje, seguro volviendo a casa todo a la normalidad", pero no.
Ese día tomamos el avión y jugó todo el recorrido, no hubo oportunidad de considerar si se le ofrecía o no la chichi; al llegar a la casa se emocionó al ver al papá, jugó con papá, subió, bajó, comió, pero jamás pidió. Fue su segunda noche sin chichi, lloró casi tanto como la primera pero le cantamos canciones y arrullamos un rato hasta que eventualmente se durmió, todavía para entonces no tenía idea de como iba a funcionar nuestra vida sin la teta.
Al día siguiente (y sí, aqui le juro ya se termina la crónica); se despertó un poco malhumorado, me dije a mi misma... la última y nos vamos; le volví a ofrecer y rompió en llanto, un llanto que solo le he visto esa ocasión cuando decidió destetar, de nuevo el llanto que yo traduzco como "no ves que si quiero pero no quiero" me bajé la blusa, lo abracé y lloré solo un poquito con él, le pedí perdón por andarle ofreciendo, le expliqué que quizás ya no habrá chichi, pero siempre habrá mamá, siempre, no importa que fuera ya un niño grande, yo siempre estaría ahí, con o sin chichi, solo encontraríamos otra forma de conectarnos y creo que entendió cada una de mis palabras; nos regalamos cinco minutos de nadir, lo saboreamos y creo que de alguna forma ambos lo guardamos en nuestra memoria, para al final romper el abrazo; ese día tuvimos un día normal, lleno de risas, llantos, berrinches y muchos besitos, seguido de una noche un poco menos pesada. Las noches cada vez fueron menos pesadas, tratamos con cuentos, canciones, palmadas, paseadas, al final lo que mejor funcionó fue simplemente apagar la luz, acurrucarnos y dormirnos, tan simple y llano como se lee.
No voy a ahondar en la parte física o clínica o anatómica o como le guste llamar del destete, fue sencillo, me extraje un poco un día, menos al siguiente y quizás una miseria al tercero en la regadera, de ahí en mas se fue para no volver, al menos con meatball. Nunca volvió a pedir, jamás se volvió a mencionar, se fue para bien. No, no lo extraño, porque fue natural, yo estaba ya lista y el también, hemos desarrollado un vínculo distinto y lo he disfrutado enormemente, no me arrepiento de un solo minuto de haberle dado ese amor tan especial que un par de chichis cansadas pueden dar. Si algo aprendí y me quedó muy claro, es, que si meatball dejó por sí solo la teta, lo puede todo, lo va a dejar todo, va a crecer sobre todo lo que parece que nunca va a crecer; ya si escucho "nunca lo vas a sacar de tu cama" pienso "pue'que no" ó "jamás va a dejar el pañal" digo "pue'que no", pero acá entre nos, se que sí, que si no lo hace aun es simplemente por que no está listo y quizás yo tampoco, así que lectora, no se presione, sepa que si ya está, como tal, harta de amamantar, es normal, abrace ese sentimiento porque es sano, si lo sigue haciendo por la razón que decida hacerlo, lo está haciendo de maravilla y merece sentirse orgullosa, si ese hartazgo la lleva a forzar un destete, tampoco se sienta la peor madre, lo está haciendo bien y solo usted conoce sus razones, si decide dejar fluir las cosas y confiar en la naturaleza, tenga paciencia, no hay dos historias de destete iguales y la suya va a ser única y perfecta para ambos, esta no es una guía ni está cerca de serlo, es una crónica y usted también va a tener la suya propia. Gracias por leer.
Dermatóloga Pediatra, Mamá rebelde
La institución me hizo Dermatóloga Pediatra, mi pequeño meatball me hizo mamá. Día a día disfruto mas las bondades de una crianza con apego, me hace mejor pediatra, mejor mamá, mejor ser humano. Este blog es para compartir mis peripecias en esto de ser madre y mis culpas en aquello de ser pediatra. Gracias por leer.
martes, 24 de enero de 2017
viernes, 27 de noviembre de 2015
El desvelo materno ha culminado... por ahora
Bitácora de la, creo, ya no tan nueva mamá. Son las 5:42 a.m, nos hemos ido a dormir a las 10:30 p.m, he dormido poco mas de 7 horas continuas y me siento increíblemente renovada, no es la primera noche, llevamos ya varias, quizás un mes, aunque aún no ha sido constante; hoy proclamo sin embargo (retumbar de tambores), que mis desveladas han terminado... por ahora.
Como soy mamá bloggera y las cosas mas mundanas las termino haciendo públicas con un toque de simpatía y auto compasión, para mi es cerca de imposible decir "hay nombre, a mi me fue bien con la lactancia", "hay como crees, el mio siempre comió de lo lindo", "para nada, siempre me dejó dormir", creo que parte de la supervivencia humana, es la muy amorosa amnesia que poseen muchas madres sobre las partes "dark" de la maternidad, si no lo tuviera escrito me pasaría lo mismo, hasta hace unos minutos estaba recordando la incalculable cantidad de veces que googleé (o algunas le pregunté al baby Jesus ya no recuerdo) "cuando voy a dormir?, cuando duerme el bebé toda la noche?, cuando voy a dejar de sentirme así de cansada???".
He decidido escribirlo, para liberar demonios y porque nunca lo leí, nunca encontré una respuesta que me ayudara lo suficiente, encontraba respuestas como "uy, que raro, el mío duerme de tirón desde los 2 meses y en su cuna" y ante cada respuesta de semejante tipo yo cerraba la laptop de golpe o aventaba el celular a la distancia, por ende lectora, si ha terminado usted leyendo por alguna razón esta entrada y su niño es de los que ha dormido de tirón desde los 6 meses o antes, sírvase a cerrar su laptop con gentileza y vaya a prenderle velitas a la virgen, no sea malagradecida.
Para hacer un tormentoso recordatorio, tanto como ejercicio mental como para fines de exposición del punto ese al que siempre me tardo en llegar, meatball se despertó (hasta hace algunas semanas) de 4 a 245 veces por las noches, de donde saco tan exacta cifra? de la misma inexactitud, decidí a los 2 o 3 meses, que, por salud mental dejaría de contar los despertares (fue, creo, la única respuesta sensata ante la pregunta de otra madre atormentada que encontré en un foro "no cuentes las veces que te despierta, no duermas viendo el reloj, no tengas cerca el celular"), tras haber leído estas sabias palabras, empecé a dormir, si a eso se le puede llamar dormir, teniendo en cuenta que colechamos y de las 4 a 245 veces que se vuelve a dormir es enchichado, me ayudaba recordando que la oxitocina se libera en la enchichación y la oxitocina es la hormona de la relajación por excelencia "oxitocina... oxitocina... la hormona de la relajación, ommm... ommm..." y mientras daba de mamar, trataba de relajarme para hacer un sueño reparador con 300 micro sueños (si, la inexactitud incrementa).
Me encantaría decirle, que los niños, o al menos mi chiquillo, funcionan como maquinitas, 3 meses despiertan 6 veces, otros 3 meses despiertan 5, otros 3 meses despiertan 4... pero NO!, había días maravillosos (la verdad eran los menos) que despertaba 4 a 6 veces, seguidos de 3 o 4 semanas que despertaba chorromil, seguidos de otra semana decente para continuar con 2 meses continuos de pesadillas, había noches que se despertaba tranquilo, me lo enchichaba y a los 15 minutos se dormía de nuevo, había noches (las peores, definitivamente las peores) donde se despertaba gritando, no se podía enchichar por los gritos acabando completamente despierto y listo para jugar a las 3 de la mañana (después de otras 6 o 7 despertadas previas...) así que no, no leen manuales, no son graduales, son locos, son humanos.
Creo que en retrospectivas, la última crisis fue poco después del año, de dormirse a las 7 u 8 de la noche se empezó a dormir a las 10 u 11 de la noche, por favor no piense que no le leí cuentitos, le canté, le rogué, le di la lechita, etc.. simplemente no había poder humano que lo durmiera y no, dejarlo llorar en esta casa no se ha encontrado como parte de las alternativas, o al menos no en su propio cuarto, que mentiría si le digo que no ha habido momentos que lo he tenido llorando a mi lado y me he quedado acostada con la cobija sobre la cabeza contando hasta 10... o hasta 20 o hasta 300, que pocas cosas me han hecho tocar mis límites como querer dormir y no poder, no se sienta única ni sola.
Tras esta crisis de las dormidas tarde, noté que no despertaba tan cansada como estaba acostumbrada o como era de suponerse, ya despertaba menos, dormía mas tarde pero despertaba quizás 3 o 4 veces... de ahí en mas ya no supe en que momento fueron solo 3 o 2, creo que llevamos varios meses despertando solo 2 pero no me había dado cuenta de la mina de oro sobre la que estaba parada. Para culminar, se empezó a despertar una vez o dos, un momento, si duerme 6 horas continuas, eso es dormir de tirón!; yo soy madre de un niño que duerme de tirón, soy la orgullosa y descansada madre de un niño que duerme de tirón, lo cual me inyecta de energía, para ser la misma madre que lo persigue cada minuto del día, quizás es designio natural.
Lectora, no sabe cuantas veces leí o escuché "al año un niño ya no debe de despertar" lo leí y escuché de colegas Pediatras, psicólogos, otros padres (de los cuales la mayoría mandó a sus niños desde pequeños a dormir a sus cuartos), pero no, no funcionan así la mayoría de los niños, al menos no ningún niño de pecho que yo haya tenido la oportunidad de conocer, lo veo en mis pacientes, la angustia con la que me reportan como parte del buzón de quejas de sus hijos "se despierta mucho por la noche" para ahora, con tranquilidad poderles decir "eso es completamente normal y les faltan varios meses" ya entonces como una master en materia les sugiero realizar colecho e imaginar la oxitocina como una ávida masajista koreana sobre sus espaldas.
No ha habido un solo día que me arrepienta de haberme traído a nuestra cama a meatball, de los momentos mas bellos e inmensamente gratificantes de la maternidad y de nuestro nucleo familiar, ha sido estar ahí, echada en la cama, oliéndole la cabeza, enchichado, acariciándole el cabello, con la masajista hormonal en mi espalda, agradeciendo al universo el habérmelo puesto ahí, aunque hacía 5 minutos lo hubiera querido poner en una canastita con flores y mandárselo a Angelina Jolie, amándolo, tratando de dormitar. Pocas cosas le puedo recomendar mas a una persona, que llevarse a dormir al bebé a la cama.
Hoy por hoy no tengo aun prisa porque se vaya (mi hijo tiene 1 año 9 meses), no imagino ya las noches sin el, pero le hemos dejado un cuarto con sus juguetes donde pasa gran parte del día, a esas horas difíciles entre 8 y 10 que lo tratamos de dormir, nos toma del dedito y nos lleva a jugar a su cuarto (mi hijo no dice ni mamá ni papá, logra a señas que se cumplan todos sus designios, ya escribiré un blog del niño mudo que terminó hablando, pero todavía no es momento) y me hace pensar que dentro de nada ya estaremos escogiendo su camita y su edredón de vacas (perdón, mi hijo no es mudo, dice "muu", todos los cuadrúpedos son vacas hasta no demostrar lo contrario), por ahora yo disfruto enormemente tener a mi lado a mi becerrito, por el tiempo que el me soporte.
He decidido que si me han aventado con limones, haré una deliciosa limonada, tengo ya varios días que me intento dormir a la fuerza tras la despertada de las 4 o 5 de la mañana (teniendo en cuenta que tengo mas de 18 meses durmiendo en pedaceras de menos de 3 horas, mi cuerpo no sabe que hacer con tanto tiempo dormido), ya no lo voy a hacer, me voy a despertar, me voy a preparar un buen café y voy a hacer todo, que prácticamente lo es todo, lo que no puedo hacer con meatball despierto; escribir, leer, trabajar en una clase, organizar mis finanzas, leer un libro, arreglar la jamás arreglada casa, hacer la comida del día, etc. Para dedicarle mas tiempo cuando despierte.
No se sienta mal lectora o mas bien, no se sienta anormal, que mal, obviamente si se siente, no ha dormido en lo que parecen siglos, ya dormirá, quizás no 8 horas pero podrá aspirar a dormir 4 continuas, después quizás sean 6 y usted no va a saber que hacer con tanta energía nueva, para luego ver como se agota con una hora de juegos y berrinchitos y entonces ya va a recordar para que es esa energía.
Como soy mamá bloggera y las cosas mas mundanas las termino haciendo públicas con un toque de simpatía y auto compasión, para mi es cerca de imposible decir "hay nombre, a mi me fue bien con la lactancia", "hay como crees, el mio siempre comió de lo lindo", "para nada, siempre me dejó dormir", creo que parte de la supervivencia humana, es la muy amorosa amnesia que poseen muchas madres sobre las partes "dark" de la maternidad, si no lo tuviera escrito me pasaría lo mismo, hasta hace unos minutos estaba recordando la incalculable cantidad de veces que googleé (o algunas le pregunté al baby Jesus ya no recuerdo) "cuando voy a dormir?, cuando duerme el bebé toda la noche?, cuando voy a dejar de sentirme así de cansada???".
He decidido escribirlo, para liberar demonios y porque nunca lo leí, nunca encontré una respuesta que me ayudara lo suficiente, encontraba respuestas como "uy, que raro, el mío duerme de tirón desde los 2 meses y en su cuna" y ante cada respuesta de semejante tipo yo cerraba la laptop de golpe o aventaba el celular a la distancia, por ende lectora, si ha terminado usted leyendo por alguna razón esta entrada y su niño es de los que ha dormido de tirón desde los 6 meses o antes, sírvase a cerrar su laptop con gentileza y vaya a prenderle velitas a la virgen, no sea malagradecida.
Para hacer un tormentoso recordatorio, tanto como ejercicio mental como para fines de exposición del punto ese al que siempre me tardo en llegar, meatball se despertó (hasta hace algunas semanas) de 4 a 245 veces por las noches, de donde saco tan exacta cifra? de la misma inexactitud, decidí a los 2 o 3 meses, que, por salud mental dejaría de contar los despertares (fue, creo, la única respuesta sensata ante la pregunta de otra madre atormentada que encontré en un foro "no cuentes las veces que te despierta, no duermas viendo el reloj, no tengas cerca el celular"), tras haber leído estas sabias palabras, empecé a dormir, si a eso se le puede llamar dormir, teniendo en cuenta que colechamos y de las 4 a 245 veces que se vuelve a dormir es enchichado, me ayudaba recordando que la oxitocina se libera en la enchichación y la oxitocina es la hormona de la relajación por excelencia "oxitocina... oxitocina... la hormona de la relajación, ommm... ommm..." y mientras daba de mamar, trataba de relajarme para hacer un sueño reparador con 300 micro sueños (si, la inexactitud incrementa).
Me encantaría decirle, que los niños, o al menos mi chiquillo, funcionan como maquinitas, 3 meses despiertan 6 veces, otros 3 meses despiertan 5, otros 3 meses despiertan 4... pero NO!, había días maravillosos (la verdad eran los menos) que despertaba 4 a 6 veces, seguidos de 3 o 4 semanas que despertaba chorromil, seguidos de otra semana decente para continuar con 2 meses continuos de pesadillas, había noches que se despertaba tranquilo, me lo enchichaba y a los 15 minutos se dormía de nuevo, había noches (las peores, definitivamente las peores) donde se despertaba gritando, no se podía enchichar por los gritos acabando completamente despierto y listo para jugar a las 3 de la mañana (después de otras 6 o 7 despertadas previas...) así que no, no leen manuales, no son graduales, son locos, son humanos.
Creo que en retrospectivas, la última crisis fue poco después del año, de dormirse a las 7 u 8 de la noche se empezó a dormir a las 10 u 11 de la noche, por favor no piense que no le leí cuentitos, le canté, le rogué, le di la lechita, etc.. simplemente no había poder humano que lo durmiera y no, dejarlo llorar en esta casa no se ha encontrado como parte de las alternativas, o al menos no en su propio cuarto, que mentiría si le digo que no ha habido momentos que lo he tenido llorando a mi lado y me he quedado acostada con la cobija sobre la cabeza contando hasta 10... o hasta 20 o hasta 300, que pocas cosas me han hecho tocar mis límites como querer dormir y no poder, no se sienta única ni sola.
Tras esta crisis de las dormidas tarde, noté que no despertaba tan cansada como estaba acostumbrada o como era de suponerse, ya despertaba menos, dormía mas tarde pero despertaba quizás 3 o 4 veces... de ahí en mas ya no supe en que momento fueron solo 3 o 2, creo que llevamos varios meses despertando solo 2 pero no me había dado cuenta de la mina de oro sobre la que estaba parada. Para culminar, se empezó a despertar una vez o dos, un momento, si duerme 6 horas continuas, eso es dormir de tirón!; yo soy madre de un niño que duerme de tirón, soy la orgullosa y descansada madre de un niño que duerme de tirón, lo cual me inyecta de energía, para ser la misma madre que lo persigue cada minuto del día, quizás es designio natural.
Lectora, no sabe cuantas veces leí o escuché "al año un niño ya no debe de despertar" lo leí y escuché de colegas Pediatras, psicólogos, otros padres (de los cuales la mayoría mandó a sus niños desde pequeños a dormir a sus cuartos), pero no, no funcionan así la mayoría de los niños, al menos no ningún niño de pecho que yo haya tenido la oportunidad de conocer, lo veo en mis pacientes, la angustia con la que me reportan como parte del buzón de quejas de sus hijos "se despierta mucho por la noche" para ahora, con tranquilidad poderles decir "eso es completamente normal y les faltan varios meses" ya entonces como una master en materia les sugiero realizar colecho e imaginar la oxitocina como una ávida masajista koreana sobre sus espaldas.
No ha habido un solo día que me arrepienta de haberme traído a nuestra cama a meatball, de los momentos mas bellos e inmensamente gratificantes de la maternidad y de nuestro nucleo familiar, ha sido estar ahí, echada en la cama, oliéndole la cabeza, enchichado, acariciándole el cabello, con la masajista hormonal en mi espalda, agradeciendo al universo el habérmelo puesto ahí, aunque hacía 5 minutos lo hubiera querido poner en una canastita con flores y mandárselo a Angelina Jolie, amándolo, tratando de dormitar. Pocas cosas le puedo recomendar mas a una persona, que llevarse a dormir al bebé a la cama.
Hoy por hoy no tengo aun prisa porque se vaya (mi hijo tiene 1 año 9 meses), no imagino ya las noches sin el, pero le hemos dejado un cuarto con sus juguetes donde pasa gran parte del día, a esas horas difíciles entre 8 y 10 que lo tratamos de dormir, nos toma del dedito y nos lleva a jugar a su cuarto (mi hijo no dice ni mamá ni papá, logra a señas que se cumplan todos sus designios, ya escribiré un blog del niño mudo que terminó hablando, pero todavía no es momento) y me hace pensar que dentro de nada ya estaremos escogiendo su camita y su edredón de vacas (perdón, mi hijo no es mudo, dice "muu", todos los cuadrúpedos son vacas hasta no demostrar lo contrario), por ahora yo disfruto enormemente tener a mi lado a mi becerrito, por el tiempo que el me soporte.
He decidido que si me han aventado con limones, haré una deliciosa limonada, tengo ya varios días que me intento dormir a la fuerza tras la despertada de las 4 o 5 de la mañana (teniendo en cuenta que tengo mas de 18 meses durmiendo en pedaceras de menos de 3 horas, mi cuerpo no sabe que hacer con tanto tiempo dormido), ya no lo voy a hacer, me voy a despertar, me voy a preparar un buen café y voy a hacer todo, que prácticamente lo es todo, lo que no puedo hacer con meatball despierto; escribir, leer, trabajar en una clase, organizar mis finanzas, leer un libro, arreglar la jamás arreglada casa, hacer la comida del día, etc. Para dedicarle mas tiempo cuando despierte.
No se sienta mal lectora o mas bien, no se sienta anormal, que mal, obviamente si se siente, no ha dormido en lo que parecen siglos, ya dormirá, quizás no 8 horas pero podrá aspirar a dormir 4 continuas, después quizás sean 6 y usted no va a saber que hacer con tanta energía nueva, para luego ver como se agota con una hora de juegos y berrinchitos y entonces ya va a recordar para que es esa energía.
Cada niño es único, pero el que duerme a los pocos meses de tirón, ese, ese es el que entra dentro de la excepción, si el suyo despierta varias veces es completamente normal, es supervivencia o quizás sigamos pagando la manzana de Eva, pero al fin, es naturaleza.
Le repito, lo que a mi en su momento me sirvió esperando que esta entrada le sirva de algo, es no dormir con el celular cerca, no contar las veces que despierta, no pensar en lo desgraciada que es (como yo lo hice muchas veces). Piense en lo afortunada que es, en que no va a ser para siempre, en que no importa las incontables veces que despierte usted esta hecha para eso y mas, confíe en su cuerpo, si la naturaleza nos hizo así es porque la naturaleza tiene malévolas y sabias formas de actuar, si las vikingas aguantaron, si las amazonas aguantaron, si tantas mujeres en la historia han aguantado, que no aguante yo, parte de ese aguante, es exteriorizarlo, rechistar un poco o un mucho, encontrar magdalenas que nos hagan sentir empatía, para luego, desecharlo. Gracias por leer.
jueves, 24 de septiembre de 2015
Mi hijo es ese niño del restaurante
Todavía recuerdo como un sueño muy muy lejano, aquellos días deshijados particularmente en el Distrito Federal, donde mi marido y yo vivimos nuestro año y pico sin plebito. Nos ibamos, caminando, como añoro el caminar, si camino en Guadalajara a la tiendita de la esquina llego empapada en sudor y jadeando. Llegabamos a algun restauransito chick de la roma, de esos donde las mesitas son de latón, las servilletas de papel cartón, las sillas parecen sacadas de la casa de la abuelita, mas bien del basurero de la casa de la abuelita pero la cuenta, esa si, esa si ha sufrido los estragos de la inflación pero la inflación futura hasta el 2022.
Llegabamos a este restauransito chick del que relato, casi siempre con un cuponsito sacado de internet para amortiguar la cuenta, comiamos super rico, una platiquita significativa sobre el futuro, el pasado, las arañas peluditas o lo que fuera, cervezitas, postresito, hasta me llegaba a echar un cigarrito cancerígeno (si lectora, fui fumadora antes de ser mamá y si lectora lo admito, de vez en cuando lo extraño harto), de las pocas cosas que le podían a uno arruinar su salidita dominguera a comer al restauransito chick, era que alguna pareja desvergonzada llevara a su crio, pero como se les ocurre a esas gentes llevar a un lugar así al chiquillo de brazos a oírlo lloriquear o peor al hijo de 2 o 3 años, que grita, patalea, hace berrinche, hasta se antojaba gritarles "señora mía, a unas cuadras hay cajitas felices, por favor mas respeto para los comensales"
Soy esa mamá, soy esa mamá del otro lado que se lleva las miradas, me he convertido en un licuado realizado en base a todas esas mamás o papás a los que volteé a ver feo en el pasado por salir a restaurantes con sus niñitos mal educados, un licuado que a lo que mas sabe es a karma.
Cuando meatball era eso, una ball de meat, todo era diferente, me lo amarraba en el trapo en mi pechito y en lo que haciamos la caminada al lugar en cuestión, meatball se dormía, podía pasar yo sentada 2 horas en el bendito lugar, tomándome una cervezita, conviviendo con colegas de la chamba, con mi marido, con amigas, platicando y degustando con cuidadito mi cortesito o lo que a mi se me antojara pedir para al final retirarle las migajitas de la cabeza y comérmelas también como un segundo aperitivo.
Mas o menos a los 8 meses, un fin de semana antes de mi cumpleaños, para hacer celebración adelantada, nos fuímos con meatball en el trapo a otro de estos restauransitos de la Condesa, un cupón para cortes y cervezas, muy a nuestro estilo frugal (tacaño) de vivir, al llegar eramos los veintiúnicos en el local, por vez primera pedimos una sillita periquera, de pura suerte tenían dos sillitas y sentamos a meatball en su sillita, lo amarramos con el trapo, lo acercamos a nuestra mesa y se entretuvo comiendo de nuestra ensalada... esta bien, mentí, se entretuvo comiendo de nuestras papas fritas.
Esa tarde comimos, nos tomamos unas cervezitas, nos relajamos, platicamos, me sentí libre, ahí sentada comiendo con mi hijo a mi lado, mi hijo era especial, el iba a ser de esos niños tranquilos y bien educados que se sentaban en su sillita periquera las dos horas que sus padres degustaran sus platillos, en que bendito error estaba.
Tras esa tarde de buena conducta siguieron algunos meses similares, sentábamos a meatball en su sillita y lo entreteníamos con comida, algunos días prefería sentarse en nuestras piernas, pero de ahí en mas nada del otro mundo, hasta que descubrió como caminar y entonces fue cuando nos convertimos en víctimas de nuestro propio éxito.
Mi hijo es ese niño, la cosa ocurre practicamente igual en todas las salidas a comer, llegamos al restaurante y se nos ofrece una sillita periquera, la aceptamos siempre porque la fe es lo último que muere, al momento de tratar de ensartar al chiquillo en la silla, se detiene con sus piesitos y se empieza a retorcer como gusanito con sal, ok, el esfuero se hizo, lo sacamos y empieza la fiesta.
Meatball corre por todo el restaurante fascinado, se escabulle entre las mesas, se limpia las manitas embarradas en los pantalones de otros comensales, se mete a la cocina, mete las manos a la cubeta del trapeador, se trepa en las sillas, se baja y se vuelve a trepar, aveces son sillas vacías en mesas llenas, lo cual lo hace todavía un poco mas entretenido.
Me han hecho la pregunta mas de una vez, meseros, otros comensales o compañeros de mesa "y si lo sientas en su sillita?" pero entonces yo siento la misma sensación que tenía cuando meatball bebesito lloraba incansable y me decían "y si le das pecho", la gran diferencia que a estas alturas ya me es un poco mas fácil comprender como funciona meatball o mas que como funciona, como funciona nuestra relación, el hace, yo me adapto a su hacer, hasta una linea muy fina y confusa entre lo permitido y lo no permitido que lo pueda dañar o dañar a otros.
Mentiría si digo que no añoro, que no recuerdo aquellas comidas en paz y tranquilidad, ya sea en las alitas con unos tarros de chela o ya sea en nuestro chiquirestauransito defeño favorito con una jarra de clericót, pero he aprendido a adaptarme y se que van a volver, solo no se bien cuando y quizás para cuando vuelvan, de lo único de lo que vamos a hablar es de lo que hace o dejó de hacer el chiquillo o los chiquillos, si continúan los planes en pie o a la mejor en vez de alitas y chelas vamos a pedir claras de huevo con nopal por aquello del colesterol y de la dentadura.
Hoy por hoy nuestras comidas son como esos juegos de obstáculos en equipo, en donde uno corre desesperado mordiendo una cuchara sosteniendo un huevo y llega deshecho con el otro a darle una palmada, entonces el otro se mete al costal y sale saltando como loco mientras el primero se echa al suelo a respirar y avienta el huevo, la cosa es que en este equipo, uno sale corriendo tras de meatball y el otro engulle sus sacrosantos alimentos.
Nos rendimos, de verdad que la lucha se hizo pero nos rendimos y creo que el aceptar que no podíamos mas fue el inicio de una maravillosa etapa, de una etapa que me llena de nostalgia o que se hace un deja vú, porque hace mucho... bueno no tanto, la viví, los restaurantes de comida rápida, los benditos maravillosos, grasos y cancerígenos restaurantes de comida rápida, aquellos con los que nos condicionaban las mamás "si te portas bien, te llevo al manonas", la única diferencia es que ahora la motivación es diferente.
La primera vez fue en un Carl's Jr, mi marido y yo somos fans particulares de esta cadena de comida rápida que es poco mas "nais" que las demás y poco mas cariñosita también, llegamos un Domingo en la mañana, el sartén en casa se puso en huelga y nos pidió de favor nos fuéramos a buscar pancakes a otro lado, así que se nos ocurrió llegar a con don Carlitos, no podría expresar lo que sentí al comer sentada al lado de mi marido, masticando la comida mas de dos veces antes de engullirla mientras mirábamos a meatball fascinados trepando por la redesita, aventándose de la resbaladilla, subiendo y bajando escalonsitos, si se cae, pues que se caiga, las caídas en el piso de foamy valen menos, si no llora nunca pasó, los pancakes procesados me supieron a pancakes artesanales y el café punta de Cielo con refill me supo a nespresso, teniendo en cuenta el tiempo que tenía que no me tomaba un café sentada que no estuviera frío o hirviendo.
Ese fue nuestro principio, nos re definió, nos gusta comer fuera, los sartenes y las ollas en casa son bien nefastos, de un día para otro, casi siempre en fin de semana pero de repente hasta entre semana, simplemente se enhuelgan y nos piden de la manera mas atenta pidamos comida a domicilio o nos vallamos a comer, así que obedientemente salimos, pero en esta ocasión, tenemos ya una lista (mi marido, mi marido es el de la lista) en donde tenemos los restaurantes de Guadalajara con las mejores áreas infantiles, que no estén separadas de las mesas, si no que las mesas estén casi adentro de la alberca de pelotas, porque a la tierna edad de meatball la opción mas tangible es estar a una distancia muy cercana para cacharlo de la resbaladilla y para consolarlo cuando aquella niña del mal me lo rasguña en la frente (es verídico, pero estamos tratando de superarlo).
Ahora salimos con gusto, emocionados, a lugares donde a uno ya nadie lo ve feo... a menos que tu hijo aventara a otro pero como en nuestro caso nuestro meatball pasa a ser el bulleado casi siempre yo soy la que ve feito a otras mamás, no solo comemos agusto, meatball se encanta, sube, baja, trepa, brinca y salta, seguimos sin lograr que se esté quieto en la periquera, pero no me molesta llevarle bocaditos al área de juego (seguro al señor que limpia el área de juegos si le estresa un poco pero me gusta pensar que va implícito en la cuenta con el refresco de 30 pesos). Para terminar el paraíso, llega muerto de cansancio a casa, aveces se duerme en el coche y lo pasamos a la cama para que se eche una maravillosa siesta de mas de 2 horas, tiempo en el que papá y mamá reposan las coronarias saturadas de papas fritas o vemos cual novios una mala película sin volumen (si, nos acostamos a ver películas en la cama con meatball dormido en mute y nos encanta... adaptación... adaptación...)
Lectora, si usted esta en esa rara e incomprendida etapa donde una parte suya de usted quiere salir a un rico lugar a comer y a convivir con familia y amigos y otra parte de usted, como yo, se vuelve loca correteando chiquillo y solo quiere que termine el martirio, no sufra mas, espero y mi historia le funcione, vaya empezando su listita, hay páginas de facebook especiales para padres desesperados que buscan lugares donde los niños se entretengan, aunque usted no lo crea, ya verá lo maravilloso que es volver a comer sentada y sorber una cervecita (esto no en un lugar de comida rápida... aunque para todo ha de haber mañas...) mientras su chiquillo o chiquilla retoza y socializa fascinado, estimulación para su hijo, una rica comida para usted y casi siempre un descansito para el bolsillo con los combos de oferta, una situación win win win, espero le funcione tanto como a mi, gracias por leer.
Llegabamos a este restauransito chick del que relato, casi siempre con un cuponsito sacado de internet para amortiguar la cuenta, comiamos super rico, una platiquita significativa sobre el futuro, el pasado, las arañas peluditas o lo que fuera, cervezitas, postresito, hasta me llegaba a echar un cigarrito cancerígeno (si lectora, fui fumadora antes de ser mamá y si lectora lo admito, de vez en cuando lo extraño harto), de las pocas cosas que le podían a uno arruinar su salidita dominguera a comer al restauransito chick, era que alguna pareja desvergonzada llevara a su crio, pero como se les ocurre a esas gentes llevar a un lugar así al chiquillo de brazos a oírlo lloriquear o peor al hijo de 2 o 3 años, que grita, patalea, hace berrinche, hasta se antojaba gritarles "señora mía, a unas cuadras hay cajitas felices, por favor mas respeto para los comensales"
Soy esa mamá, soy esa mamá del otro lado que se lleva las miradas, me he convertido en un licuado realizado en base a todas esas mamás o papás a los que volteé a ver feo en el pasado por salir a restaurantes con sus niñitos mal educados, un licuado que a lo que mas sabe es a karma.
Cuando meatball era eso, una ball de meat, todo era diferente, me lo amarraba en el trapo en mi pechito y en lo que haciamos la caminada al lugar en cuestión, meatball se dormía, podía pasar yo sentada 2 horas en el bendito lugar, tomándome una cervezita, conviviendo con colegas de la chamba, con mi marido, con amigas, platicando y degustando con cuidadito mi cortesito o lo que a mi se me antojara pedir para al final retirarle las migajitas de la cabeza y comérmelas también como un segundo aperitivo.
Mas o menos a los 8 meses, un fin de semana antes de mi cumpleaños, para hacer celebración adelantada, nos fuímos con meatball en el trapo a otro de estos restauransitos de la Condesa, un cupón para cortes y cervezas, muy a nuestro estilo frugal (tacaño) de vivir, al llegar eramos los veintiúnicos en el local, por vez primera pedimos una sillita periquera, de pura suerte tenían dos sillitas y sentamos a meatball en su sillita, lo amarramos con el trapo, lo acercamos a nuestra mesa y se entretuvo comiendo de nuestra ensalada... esta bien, mentí, se entretuvo comiendo de nuestras papas fritas.
Esa tarde comimos, nos tomamos unas cervezitas, nos relajamos, platicamos, me sentí libre, ahí sentada comiendo con mi hijo a mi lado, mi hijo era especial, el iba a ser de esos niños tranquilos y bien educados que se sentaban en su sillita periquera las dos horas que sus padres degustaran sus platillos, en que bendito error estaba.
Tras esa tarde de buena conducta siguieron algunos meses similares, sentábamos a meatball en su sillita y lo entreteníamos con comida, algunos días prefería sentarse en nuestras piernas, pero de ahí en mas nada del otro mundo, hasta que descubrió como caminar y entonces fue cuando nos convertimos en víctimas de nuestro propio éxito.
Mi hijo es ese niño, la cosa ocurre practicamente igual en todas las salidas a comer, llegamos al restaurante y se nos ofrece una sillita periquera, la aceptamos siempre porque la fe es lo último que muere, al momento de tratar de ensartar al chiquillo en la silla, se detiene con sus piesitos y se empieza a retorcer como gusanito con sal, ok, el esfuero se hizo, lo sacamos y empieza la fiesta.
Meatball corre por todo el restaurante fascinado, se escabulle entre las mesas, se limpia las manitas embarradas en los pantalones de otros comensales, se mete a la cocina, mete las manos a la cubeta del trapeador, se trepa en las sillas, se baja y se vuelve a trepar, aveces son sillas vacías en mesas llenas, lo cual lo hace todavía un poco mas entretenido.
Me han hecho la pregunta mas de una vez, meseros, otros comensales o compañeros de mesa "y si lo sientas en su sillita?" pero entonces yo siento la misma sensación que tenía cuando meatball bebesito lloraba incansable y me decían "y si le das pecho", la gran diferencia que a estas alturas ya me es un poco mas fácil comprender como funciona meatball o mas que como funciona, como funciona nuestra relación, el hace, yo me adapto a su hacer, hasta una linea muy fina y confusa entre lo permitido y lo no permitido que lo pueda dañar o dañar a otros.
Mentiría si digo que no añoro, que no recuerdo aquellas comidas en paz y tranquilidad, ya sea en las alitas con unos tarros de chela o ya sea en nuestro chiquirestauransito defeño favorito con una jarra de clericót, pero he aprendido a adaptarme y se que van a volver, solo no se bien cuando y quizás para cuando vuelvan, de lo único de lo que vamos a hablar es de lo que hace o dejó de hacer el chiquillo o los chiquillos, si continúan los planes en pie o a la mejor en vez de alitas y chelas vamos a pedir claras de huevo con nopal por aquello del colesterol y de la dentadura.
Hoy por hoy nuestras comidas son como esos juegos de obstáculos en equipo, en donde uno corre desesperado mordiendo una cuchara sosteniendo un huevo y llega deshecho con el otro a darle una palmada, entonces el otro se mete al costal y sale saltando como loco mientras el primero se echa al suelo a respirar y avienta el huevo, la cosa es que en este equipo, uno sale corriendo tras de meatball y el otro engulle sus sacrosantos alimentos.
Nos rendimos, de verdad que la lucha se hizo pero nos rendimos y creo que el aceptar que no podíamos mas fue el inicio de una maravillosa etapa, de una etapa que me llena de nostalgia o que se hace un deja vú, porque hace mucho... bueno no tanto, la viví, los restaurantes de comida rápida, los benditos maravillosos, grasos y cancerígenos restaurantes de comida rápida, aquellos con los que nos condicionaban las mamás "si te portas bien, te llevo al manonas", la única diferencia es que ahora la motivación es diferente.
La primera vez fue en un Carl's Jr, mi marido y yo somos fans particulares de esta cadena de comida rápida que es poco mas "nais" que las demás y poco mas cariñosita también, llegamos un Domingo en la mañana, el sartén en casa se puso en huelga y nos pidió de favor nos fuéramos a buscar pancakes a otro lado, así que se nos ocurrió llegar a con don Carlitos, no podría expresar lo que sentí al comer sentada al lado de mi marido, masticando la comida mas de dos veces antes de engullirla mientras mirábamos a meatball fascinados trepando por la redesita, aventándose de la resbaladilla, subiendo y bajando escalonsitos, si se cae, pues que se caiga, las caídas en el piso de foamy valen menos, si no llora nunca pasó, los pancakes procesados me supieron a pancakes artesanales y el café punta de Cielo con refill me supo a nespresso, teniendo en cuenta el tiempo que tenía que no me tomaba un café sentada que no estuviera frío o hirviendo.
Ese fue nuestro principio, nos re definió, nos gusta comer fuera, los sartenes y las ollas en casa son bien nefastos, de un día para otro, casi siempre en fin de semana pero de repente hasta entre semana, simplemente se enhuelgan y nos piden de la manera mas atenta pidamos comida a domicilio o nos vallamos a comer, así que obedientemente salimos, pero en esta ocasión, tenemos ya una lista (mi marido, mi marido es el de la lista) en donde tenemos los restaurantes de Guadalajara con las mejores áreas infantiles, que no estén separadas de las mesas, si no que las mesas estén casi adentro de la alberca de pelotas, porque a la tierna edad de meatball la opción mas tangible es estar a una distancia muy cercana para cacharlo de la resbaladilla y para consolarlo cuando aquella niña del mal me lo rasguña en la frente (es verídico, pero estamos tratando de superarlo).
Ahora salimos con gusto, emocionados, a lugares donde a uno ya nadie lo ve feo... a menos que tu hijo aventara a otro pero como en nuestro caso nuestro meatball pasa a ser el bulleado casi siempre yo soy la que ve feito a otras mamás, no solo comemos agusto, meatball se encanta, sube, baja, trepa, brinca y salta, seguimos sin lograr que se esté quieto en la periquera, pero no me molesta llevarle bocaditos al área de juego (seguro al señor que limpia el área de juegos si le estresa un poco pero me gusta pensar que va implícito en la cuenta con el refresco de 30 pesos). Para terminar el paraíso, llega muerto de cansancio a casa, aveces se duerme en el coche y lo pasamos a la cama para que se eche una maravillosa siesta de mas de 2 horas, tiempo en el que papá y mamá reposan las coronarias saturadas de papas fritas o vemos cual novios una mala película sin volumen (si, nos acostamos a ver películas en la cama con meatball dormido en mute y nos encanta... adaptación... adaptación...)
Lectora, si usted esta en esa rara e incomprendida etapa donde una parte suya de usted quiere salir a un rico lugar a comer y a convivir con familia y amigos y otra parte de usted, como yo, se vuelve loca correteando chiquillo y solo quiere que termine el martirio, no sufra mas, espero y mi historia le funcione, vaya empezando su listita, hay páginas de facebook especiales para padres desesperados que buscan lugares donde los niños se entretengan, aunque usted no lo crea, ya verá lo maravilloso que es volver a comer sentada y sorber una cervecita (esto no en un lugar de comida rápida... aunque para todo ha de haber mañas...) mientras su chiquillo o chiquilla retoza y socializa fascinado, estimulación para su hijo, una rica comida para usted y casi siempre un descansito para el bolsillo con los combos de oferta, una situación win win win, espero le funcione tanto como a mi, gracias por leer.
sábado, 9 de mayo de 2015
Mi hijo camina... La graduación del boot camp?
Pese a las premoniciones bien intencionadas de que el pobre meatball jamás caminaría y sería un niño telele en brazos de mamá para siempre, pese a mi extraña aversión involuntaria o voluntaria a realizar ejercicios y hacerle juegos didácticos y optar por cargarlo, chiquearlo, besarlo hasta el cansancio y simplemente dejarlo jugar y meterse a la boca cualquier cosa que considerara difícil que lo electrocutara o que fuera NO TAN punzocortante, el lo acabó haciendo, pese a mi o por mi, terminó caminando.
Acepto que si pudiera separar su tan corta vida en pequeñas etapas, la etapa del bebesito que no hace mas que pasar en la chichi, la etapa del bebesito come papillas, la etapa del monito que gatea, etc, etc, la etapa "del títere" para mi fue quizás la segunda mas difícil (si, nada, bueno, hasta ahora no creo que nada, supere la etapa del chiquillo chillón enlechado) la situación aquí era exactamente esa, su hijo se convierte en un títere, sus pequeñas y regordetas piernitas (en nuestro caso, sus pequeñas y esbeltas piernitas) ya tienen la fuera suficiente para pararse... con ayuda... ya tienen la destreza suficiente para dar pasitos... con ayuda, y si, con SU ayuda, porque ya es bien sabido lo que dicen de las andaderas, que son el invento del diablo, así que las mamis de ahora pasamos, lo que me pareció fueron siglos pero en realidad fue poco mas de un mes o dos, caminando jorobadas por todos lados (por TODOS) sosteniendo a un chiquillo ávido de aventura, que aunque gatea perfecto ya no le apetece hacerlo y ahora decide conocer el mundo.. si.. con SU ayuda y a expensas de su columna.
Después de ese mes o dos meses interminables donde su espalda se amolda para quizás jamás recuperar su no tan jorobada figura, de repente un día sin querer se le resbala una manita y oh sorpresa, medio borrachito, el chiquillo logra seguir con los pasitos (después de muchas soltadas involuntarias donde el poble gira como un trompo sobre su propio eje) y entonces usted se queda pasmada... es en serio? ya solo una manita? y es ahí cuando la joroba se reduce en unos cuantos grados que para entonces le parecen la gloria, ya solo hay que sujetarle una manita, después de, quizás otro mes de sujetarle una manita (intentamos con el arnesito, a nosotros no nos funcionó, meatball aún así quería sentir una mano amiga que lo ayudara), esa manita insoltable va requiriendo menos apoyo, se convierte en un cuatro deditos, tres, dos, un dedito, ya va uno con el dedo todo adormecido para todos lados, insisto, comparado con la etapa del títere, un dedito se vuelve un paraíso.
Y es entonces cuando ocurre aquella etapa tan maravillosa en la que todos los padres soñamos, los primeros pasos, los primeros son sin querer, son un error, se nos soltaba el dedito y daba dos o tres pasitos correteados para volverse a sostener, aún así eran muy conmovedores, acepto sin embargo que en nuestro caso nos fue todavía mas conmovedor la primera vez que lo vimos arrastrarse, quizás porque ya empezó a caminar "a la edad que dicen los libros que hay que caminar" y cuando se arrastró ya estábamos en un punto de asegurar que nuestro hijo jamás se arrastraría, mucho menos gatearía, lo cargaríamos para siempre, así que la primera vez que lo vimos arrastrarse nos acabamos la caja de kleenex... esta bien, las mangas de las camisas, mi marido y yo, sumergidos en lágrimas y mocos, esta vez solo nos dio mucha emoción y alegría, ya estábamos relajados, ya habíamos pasado por el trauma de considerar a nuestro hijo retrasadito, estábamos en un punto donde sabíamos que lo haría algún día y punto al punto.
Después de esos primeros pasitos que parecen hechos por error, la cosa avanza demasiado rápido, día a día esos dos pasitos se hacen tres, se hacen seis, se hacen diez, y en un transcurso de a lo mucho dos semanas el chiquillo esta corriendo!, corriendo!, no solo sobre la superficie segura del foamy que tapiza su sala pero también sobre el suelo común y corriente, sobre la tierra, sobre el empedrado, ya mira usted que se cae y mete las manitas con desplantes de profesionalismo, se las mira, como pensando "ahí siguen" se pone de pie nuevamente y sigue corriendo.
El niño que camina, se convierte al mismo tiempo en el niño que a duras penas se da a entender pero se da, sé que hay muchas mamás, si me atrevo a decir, la mayoría de mamás, son traductoras, "mira, dice que allá", "mira, dice agua, guaguá, guagua al camión" (en serió?...) , "mira, dice que si, que no, que por favor dos tazas mas de azúcar" a mi esto de la traducción no se me dio, mi hijo habla en su propio idioma y es un idioma incomprensible para mi, sin embargo se expresa, se expresa con su carita, expresa felicidad, duda, incertidumbre, interés, enojo, etc.. o al menos esto es lo que a mi se me da mas por traducir, esos llantos para mi intraducibles, el día de hoy se acompañan de manos que se elevan hacia mi para que lo cargue y como un jinete experimentado se mueve hacia donde desea que lo lleve, si quiere chichi (osea en nuestro caso es sinónimo de siesta o relajación) se mueve hacia las escaleras, hacia la habitación, la cual se convirtió en el único lugar donde hay chichi, acostaditos, relajados, no fue de forma voluntaria,pero poco a poco las tomas se empezaron a limitar a las tomas para dormir y así se quedaron, lo cual sin querer terminó siendo un éxito para el binomio, mami no tiene el estrés de darle chichi en público y andarse tapando o explicando al mundo perplejo que le voy a dar chichi hasta la universidad, mami se dió el lujo de refundir sus bras de lactancia en muy muy lejano y volver a usar bras de mujeres normales, mami empezó a vislumbrar la puerta de salida del boot camp.
Decidí volver a escribir (no escribo porque realmente sentarme en una computadora se ha convertido en tarea quasi imposible ahora que soy dos tercios ama de casa un tercio freelancer, espero poder escribir otra entrada sobre el cambio porque la merece y así yo, lo saco de mi sistema y lo vomito al universo cibernético), porque ayer me sentí muy inspirada, mami no tuvo chamba, así que se convirtió en un día 100% ama de casa, lo cual hasta hace pocos días me atormentaba y ahora me causa júbilo, lo dejo hacer lo que el quiera, soy ese tipo de madre desentendida, ayer rascó la puerta cual perrito y se la abrí, soy mala, mala como la hiel, me quedé ahí parada viendo como sufría para bajar el escalón hacia la calle (la calle comunal, vivimos actualmente en un cotito o privadita, cosa que no podría ser mas maravillosa para el niño que camina), después de un rato de esfuerzo físico extenuante para el, como pudo, bajó el escalonsito sin mi ayuda (me la pidió con la mirada y me hice la desentendida... soy así, para estas cosas me gusta hacerlo sufrir un poco, empujar sus límites, mostrarle que él puede, solo sufre una vez y las siguientes ya lo hace como si hubiera nacido haciéndolo), al lograr bajar el escalonsito, corrió como fugitivo de cárcel, con las manitas alzadas hacia el cielo, riéndose como un loco, gritando, con su carita desencajada de la sonrisa y los ojitos perdidos en los cachetes, ya ni necesitó voltear a verme, porque el sabe que siempre estoy ahí y espero que comprenda que siempre estaré... o al menos todo el tiempo que me lo permita, este era su logro, él bajó el escalón, el salió hacia la calle, su júbilo no era para menos, corrió como un loquito gritón y paró un poco, entonces ya volteó a verme, me sonrió y siguió corriendo, fue a jugar con los cactus de la vecina (si, tiene talento de faquir, le encanta sentir la sensación puntiaguda de las espinas en sus deditos y su madre desvergonzada que lo deja), se subió a las jardineras, se sentó en el cesped un rato, lo arrancó y lo miró, lo probó un poco y lo escupió y ya no lo volvió a probar, jugó con las plantas, aplastó algunas hormigas, se paró y corrió de nuevo, pasó sobre una alcantarilla que emitía un sonido metálico ante sus pasitos y volvió, como artista de stomp, a dar de pasitos exagerados sobre la alcantarilla, todo este tiempo yo estuve sentada en la jardinera, viéndolo, disfrutándolo, conteniendo una lagrimita y pensando muchas cosas.
Yo se que todas las madres creemos que el mundo no tiene la capacidad de crear un ser tan perfecto como lo es el que creamos nosotros, en menor o mayor grado todas lo sentimos, yo lo veo particularmente en el sentido de la inteligencia, " ya hace esto", "dice esto", "entiende esto", "lee esto y nadie le enseñó", yo como soy ese tipo de persona que considera que la inteligencia esta sobrevalorada, no se la busco, no considero particularmente a mi hijo inteligente, creo que es tan inteligente como lo es un niño de su edad no mas, no menos, pero me encanta pensar, me llena de orgullo pensar, me satisface increíblemente pensar, que he criado al niño mas feliz del mundo, a un niño seguro, que se cae y se vuelve a levantar, que toca cactus, que se acerca a los perritos y los quiere acariciar aunque le ladren, que corre emocionado hacia un grupo de niños jugando, que corre por la calle sin tener que voltear a verme, porque sabe que estoy ahí y no tiene necesidad de voltear, porque siempre he estado ahí.
El tipo de crianza que nosotros decidimos implementar, no ha sido fácil, en realidad fue increíblemente difícil, hablo en pasado porque... ya no lo siento así, tengo quizás dos meses sin comprar una caja de sedalmerck (si, me compraba una caja por mes y me la terminaba... si) tomo café por el gusto de tomarlo y no por la necesidad de hacerlo, mas de un día pensé atormentada "vale la pena, vale la pena atender al chiquillo todo el tiempo, no será mas fácil encargarlo mas, mandarlo a dormir a su cuarto, meterle de una vez por todas el biberón y dejar de darle de un tajo las dos o tres tomas de chichi que sigue haciendo por las noches, simplemente perderme menos como persona por ser madre. El día de ayer logré contestarme esa pregunta, al verlo así, tan libre, tan seguro, tan interesado en el mundo, creo que tengo que tomarlo como una inversión, nunca sabré si de todas formas hubiera sido lo mismo si hubiera hecho las cosas diferentes, nadie puede saberlo y al final del día, todas las mamás tratamos de hacer lo mejor que podemos o al menos lo que consideramos es lo mejor y al fin ellos salen, salen alto, niños inteligentes, fuertes, seguros, cariñosos, etc, etc, con uno, no se sin uno, pero si pese a uno.
Una querida amiga me mostraba ayer un video de su nene, semanas menor que meatball, dando sus primeros pasos, con emoción pero con tristeza, "ya no nos necesitan" y no pude aguantar decirle "si.. no es lo máximo?" quisiera decir que sentí duro, que me duele verlo crecer, que quisiera seguir tomando su manita, pero no, no y no, amo verlo crecer y ha sido increíblemente reconfortante este pequeño pasito para él pero gran paso para nosotros, de empezar a desgrafilar el cordón umbilical (ese cordón que admitamos, jamás terminará de cortarse) me siento mas descansada, me siento mas despierta, me siento mas yo, pero un yo evolucionado, un yo con metas completamente diferentes, pero al fin, yo.
Cuando le expliqué a mi amiga como pude, que en mi experiencia, estaba a punto de entrar a una etapa... muy rica, muy bonita, muy descansada (comparada con bebesito demandante... que yo cuando no era mamá y veía a las mamás corriendo tras sus hijos pensaba... Jesús... y quizás también, el mio no va a corretear así, va a ser super disciplinado... si, puntos suspensivos), me pregunta mi amiga "entonces ya se terminó el boot Camp?", no se si se terminó el boot camp, no se si algún día se termina, no se si la etapa de berrinches de los dos años va a arrasar nuevamente con mi alma, hoy por hoy, para mi es una graduación, mi rebozo casi casi a pasado a ser parte de un recuerdo, ya solo lo uso como un medio de transporte y no por mucho tiempo, se me empieza a retorcer para que lo baje y explore, lo que alguna vez pareció tatuado a mi piel, hoy corre, grita y levanta las manitas al aire.
Si su hijo todavía no camina o esta mas bien en la etapa del títere, le deseo toda la paciencia del mundo, por favor no tome sedalmerck... pero si ya no puede con su alma, santo remedio, no se lo recomendé yo... mas temprano que tarde se va a terminar, quisiera decirle que la va a extrañar pero no, yo no la extraño, para ser muy muy honesta, yo no extraño nada, yo no extraño ni mi panzita de embarazo (para mi fueron mas bien mis náuseas, mi dolor de espalda y mis 18 kilos extras del embarazo), mi bebesito con su olorsito a bebé y sus veintiocho tomas de seno materno al día, mi pequeñito come papillas, mi nenito que se arrastraba cual trapeador por el piso, no lo extraño porque tengo a mi meataball en la etapa mas maravillosa de su vida, no se como puede ponerse esto mejor pero creo y tengo fe que todavía va a ser mejor, es una combinación perfecta entre independencia y a la vez expresión emocional, yo me lo comía a besos, ahora él me come a besos, me da de palmadas y cabezazos muerto de la risa, me sopla en la panza para escuchar "peditos", él es el que me asusta, el me da de comer sus ya deglutidas sobras, él me llena de besitos babosos que prefiero ni limpiarme y estoy segura que en su idioma me dice "te amo" y que algún día lo va a lograr decir en mi idioma.
Tenga paciencia pero espero esto sea un rayito de luz, hay luz al final del oscuro tunel, no me malinterprete, hay madres que parece que nacieron justamente para ser madres, que lo hacen tan fácil, con una sonrisa y las uñas pintadas, con tranquilidad, yo no soy una de esas, yo tengo las uñas si bien me va recortadas chuecas y con la cutícula hasta el tope, estoy saliendo de una seria adicción al sedalmerck con coca cola y me veo en la necesidad de escribir un blog para expresar mis miedos, ocurrencias e inconformidades y con todo y eso, hoy me siento mas yo, un yo regenerado, un yo mejor, un yo rehabilitado de drogas, un yo mamá menos jorobado, mejor dormido y mas descansado, le deseo eso y mas, gracias por leer.
martes, 10 de febrero de 2015
Niño que se moviliza, the madness...
A todas las mamás y papás y abuelos y metiches y señoras de mercado nos urge con ganas que se mueva el niño. A pues que ya se mueve el niño? ya rueda? no rueda? no está ya grandulón para que no ruede? a que no gatea? el del primo del novio de mi amiga la amiga de la que te dije, gateó a los 3 meses, camina? no le haces ejercicios? como? eres pediatra y no le haces estimulación temprana?.. mhm...
Dios misericordioso que prisa tenemos todos porque se mueva el niño, cuando ya que se empieza a mover, nomas se nos va la memoria (mientras lo mantenemos agarrado de un tobillo colgando de la cama) recordando cuando era un bebesito cachetonsito cuya única gracia era pasar en la chichi todo el día, ah, pero como nos quejábamos, canijo bebesito cachetonsito no sabía hacer otra cosa!, se lo juro, mis quejas caen en el sarcasmo, nunca en mi vida me había divertido y cansado tanto al mismo tiempo, nunca.
Meatball siempre ha ido "atrás de" otros chamaquitos de su edad, casi casi con horario, dos semanas atrás, dos semanas que calculo son masomenos las que le faltaban en la barriga antes de que yo decidiera una buena fecha para mi cesárea programada o quizás simplemente es "flojito", me encantaría decir, de verdad, " a mi eso jamás me ha estresado", FALSO! falso falso y falso mil veces mas, como no, si está divertidísimo vivir entre amistades pediatras... y no pediatras que gustosamente preguntan el "y ya hace malabares con naranjas?" "mmm... pues como que ya quiere (madre defendiendo a hijo flojito... o mas bien madre defendiéndose a si misma" "mmm... vaya, como que trae algo de retrasito no?" si, en efecto, la palabra retrasito ha surgido, mas de una vez, con eco, lenta y dolorosa, con una dicción perfecta, con una intención por seguro muy muy franca.
Primero fue el rodarse, al tanteo fue como a los 4 meses (si! Si! al tanteo, su librito en el que se anota su primer todo esta medio vacío, soy ese tipo de madre despistada y un poco holgazana, mejor me ventanéo en un blog público), para esto lo hizo una vez y no lo volvió a hacer en semanas, entonces yo no sabía que contestar cuando me preguntaban si ya rodaba, a lo que se me facilitaba un "si... ya lo hace", después siguió la sentada, qué sentada es la que cuenta? porque si yo lo ponía en su donita se sentaba de lo lindo, sin donita caía de ranazo, pero para mi, ya se sentaba desde los 5, me ponía algo nerviosa en público cuando empezaban las preguntas "pero como.... no se sienta sin ayuda?" lo que de alguna forma me hacía sentir muy muy culpable, algo estaba haciendo yo mal, algo estaba dejando de hacer. Después, siguió el primer arrastre, que cosa mas linda, solo logramos que se arrastrara en el suelo pelón frío de Diciembre, tenía ya 10 meses (en efecto... retrasadito), jamás olvidaremos el día que lo vimos arrastrarse, lo convertimos en un momento importante el marido y yo, no tomamos fotos, no tocamos el celular, solo nos tomamos las manitas y compartimos una lagrimita o dos... nuestro metball se movía... o al menos lo intentaba.
En vista que el chiquillo tenía ya 10 viejos meses y apenas se esforzaba por arrastrarse, se nos empezó a acumular el estrés, tiene que gatear, como no va a gatear! su hijo no gatea? no me haga iniciar con los beneficios del gateo, googleelo usted, así, beneficios del gateo, yo no gateé jamás, quizás por eso tengo un record de haber practicado prácticamente todos los deportes habidos y por haber al alcance de una niñita sinaloense y en prácticamente todos fui banca, árbol bailarín del fondo o recoge pelotas, pero bueno, me viera estacionarme, bendito Distrito Federal.
En efecto hicimos una cita con una profesional, con una rehabilitadora, una doctora maravillosa, me hizo una y mil preguntas en las que me di cuenta que era "esa mamá", se me olvidó cuanto midió al nacimiento el niño, cuanto le midió la cabeza, apgar, cuando hizo que, cuando hizo esto otro... en fin, si me estuvieran haciendo escrutinio por maltrato infantil me quitaban al niño volando!
Los ejercicios para el gateo consistieron en una serie de repeticiones cuantificadas que iniciaban con pasarle por su cuerpesito encuerado diferentes texturas de arriba a abajo siguiendo por otros ejercicios un poco mas complicados, meatball lloró desconsolado los cuarenta minutos completitos en los cuales la doctora me resumió los ejercicios que yo realizaría diariamente en casa con una hora de duración, traté de bloquear su inconsolable llanto y su mirada de "mamá que hice para merecer esto" y concentrarme en mi cuadernito de notas y dibujitos, al final me dijo lo que para mi fue lo mas importante escuchar de un profesional en materia "el niño esta perfectamente bien, no tiene ningún retraso aparente, solo es cuestión de estimularlo" salí estresada y feliz, al menos el veredicto era bueno, a la chichi a olvidar penas.
Honestamente (y espero que mi rehabilitadora no lea nunca jamás esta entrada porque se me pone la cara roja de verguenza) hice los ejercicios a medias un solo día, masomenos por 20 minutos, 20 minutos de chillidos a todo pulmón de mi nada llorón bebé, quizás el problema era que no estaba acostumbrado, para serle honesta no me gustan los ejercicios... simplemente no me gustan! los vi en youtube mil veces, leí algunos artículos, les pregunté a neurólogos pediatras, amigas pediatras con diplomado en rehabilitación, otras madres ávidas en el tema y jamás logré hacerlos con gusto, no quisiera decir para mi tristeza que nunca me interesó la estimulación temprana de mi hijo... solo a nosotros, esta bien, a mi, no se me dio, me gustó mas jugar con el todo el tiempo, hacerle cosquillas, rodar con el, jugar a los maderos de San Juan, sobar cada rinconsito de su cuerpesito regordete y olerlo, besarle sus piesitos, no se si eso sea parecido a pasarle trapitos de diferentes texturas o el ponerlo sobre mi panza contara como el ejercicio con el rodillo, pero era lo que a ambos nos hacía felices.
Al final al final, lo que mas me funcionó, fue ponerlo en el suelo, en este caso sobre el foami, ponerlo sobre el foami y mantenerlo boca abajo todo lo posible, quizás al inicio aguantaba 10 segundos, después 20, después 30, poco después un minuto o dos, los juguetitos no ayudaban mucho, mi hijo funciona como animalito de circo, con comida, así que el ponerle pedacitos de galleta maría, de alegría, de galletitas puff, lo mantenía encantado boca abajo, después apenas de pocos días de sus pininos de arrastre, aprendió a arrastrarse a una velocidad impresionante, recorría nuestro micro departamentito en segundos, obsesionado cada día por el cajón 1, otro día el cajón 2, otro día la puerta, el garrafón de agua, el sillón, la mesa, cada día un mundo diferente dentro de nuestro micro mundo chilangito.
Yo quería que rodara, así que rodó, rodó con ganas, rodó de la cama al suelo a media noche, como meatball tiene un espíritu santo que se pone las pilas, se nos ocurrió apenas ese día que sería bueno quitar el box de la cama y dejar el colchón pelón, así que la caída estuvo mas en cortito, en una semana se dio unos cuatro ranazos mínimo, adquirió pequeños moretes simpáticos en los brazos y en las piernas, la enorme cantidad de pelitos, pelusas y demás menjurjes que aparecían en su ropita me hizo reafirmarme que en efecto soy la peor barretrapeadora del mundo, nuestra chiquicasita que se barría una vez por semana por la señora que nos salvaba de vivir empelusados entre otras cosas, pasó a mal barrerse todos los días por su servidora, que insisto, de alguna forma logro darle vueltas a la mugre de un rincón a otro.
Mi vida no es igual, hace apenas unos meses nuestras tardes consistían primero en pasar sentada en el sillón con la almohada de lactancia, después en pasar sentados en el foami jugando con basuritas (así es, cómprele usted el juguete mas sofisticado, a su hijo le parecerá mas divertida la botellita de agua, el tupper, su calcetín rojo, el tubito vacío de papel de baño, etc), ahora, está compuesta por perseguir a un incansable gusanito retortijón que se mete entre las patas de la mesa a comerse pedacitos de comida vieja, encintar los cajones que abre maravillado, sostenerlo de la ropa, del tobillo, de la muñeca, de la greña, de donde se pueda, para tratar de evitar uno que otro moretón (uno que otro, solo uno que otro) y no empecemos con la cambiada de pañal o cambiada de ropa empelusada, momento que por alguna razón aborrece con locura y donde decide mostrar sus dotes de tornillito terminando uno con la espalda adolorida y embarrada de todo por todos lados.
Perdón madresita, de verdad perdón, si usted cayó en mis garras durante una guardia de urgencias de Pediatría, asustada con el chiquillo mostrando un chichonazo en la cabeza, donde quizás hasta le tocó que le rodara los ojos "cómo mamita, cómo que se le cayó... dice que ya se le había caído?... mm... pues hay que tener cuidado eh... que bárbara... ellos están chiquitos, no saben", si me volviera a tocar atenderla mamita, asustada, con el chiquillo chillón moreteado, le daría un abrazo, "yo la entiendo, son unos diablitos, diablitos! no paran, fue solo un segundo de descuido, ponga cobijas, alfombra, ropa sucia, cartón, lo que sea, para que al siguiente jacarazo amortigue el golpe".
Volvemos a lo mismo, disfrutar, eso, eso es lo mas importante, disfrutar lo que uno esta viviendo ahorita, si no rueda, pues ya rodará, hay un rango muy amplio en el cual es "normal" o "esperado" que ruede un niño, si no se sienta, ya se sentará, nuevamente, cada niño es diferente y el rango es grande, no me malinterprete, si se pasa de ese rango esperado, hay que buscar ayuda profesional, comente sus dudas al Pediatra o pida una valoración a un Neurólogo Pediatra o a un rehabilitador infantil, se vale, si le reafirman que todo esta normal entonces insisto, disfrute, apenas se sienta y ya pensamos "cuando gatee..." apenas gatea y ya decimos "cuando camine..." para serle honesta, no, no le hago a mi hijo ningún ejercicio para que camine... lo va a terminar haciendo así le amarrara las piernas mas temprano que tarde y yo no tengo ninguna prisa!, ya con el gateo tiene para volverme loca, así que disfruto a mi cachorrito empanizado de mugre, si se para pues quizás lo lleve de la manita a dar una vuelta (y vaya que corretea a su paso) y nuevamente al suelo, a sacar basuritas debajo del sillón y lectora, le deseo que las golpizas que se de el niño sean lo menos aparatosas posibles, la vida es así, si no nos caímos, es porque no nos atrevimos a saltar. Gracias por leer.
jueves, 4 de diciembre de 2014
Baby led weaning: ablactación no apta para cardiacos
Antes que nada quiero recalcar que como todos, pero mas en esta ocasión, esta no es una entrada (llámele artículo para que me hinche el ego) escrita por una reconocida pediatra con montón de conocimiento en materia de ablactación o para este caso en baby led weaning, si quiere leer información profesional y competente con gusto puedo mandarle algunos artículos aburridos escrito por médicos o afines a la materia que sí se pusieron a hacer una revisión exhaustiva del tema (quisiera pensar).
Esta es una entrada que publica una mamá primeriza, a la que le encanta darle la contra a muchos colegas, que resultase que tiene un diploma de Pediatra colgado en alguna parte y que le fascina quemarse sola contando sus aveces no tan acertadas hazañas en esto de la crianza de su pobre e indefenso bebé. Ya entendiéndonos, ya se puede poner usted a leer.
Obvio iba a ablactar a meatball al estilo Baby led Weaning, para no vernos tan gringitos llamémosle como le llama el Dr. Carlos González "Ablactación libre de papillas", hablemos en términos sencillos, ablactación es cuando al chiquillo le doy cualquier cosa que no sea leche, no tiene que ser sólido, si a usted su suegra le recomendó darle atole de maizena de chocomenta a los 2 meses a su bebé "para que embarnezca" siento decirle que usted ablactó a su bebé a los 2 meses, digo siento, porque la organización Mundial de la Salud, que es la organización a la cual hasta el médico mas rebeldón respeta, recomienda la ablactación tras los 6 meses de vida (otras asociaciónes pediátricas reconocidas dicen que puede ser desde los 4!... insisto, LA OMS recomienda hasta los 6), ya quedándonos claro que es esto de ablactar al chiquillo, empieza la pregunta que jamás nos queda muy clara, porque cada quien tiene una respuesta exacta e inapelable, "¿Que le doy y como se lo doy?".
Aquí lo chistosito es que no hay una sola guía o un solo reglamento, yo me puse a leer un poquitín, porque yo me eduqué viendo niños enfermos, indicando en el expediente "dieta para la edad", "ayuno", "mas ayuno", "sigue en ayuno" y pues no, no es que los pediatras (al menos los que nos formamos en Hospitales de excedente volumen de pacientes como en el que yo me formé) llevemos mucha formación en cuanto al manejo del niño sano bonito y regordete, para mi sorpresa sin embargo, me encontré con varias guías que sugieren distintos modos de ablactación, el 100% sugieren iniciar con papillas, en algunos lados, que es mejor iniciar con papillas de cereales que porque se ha visto que con esto disminuye el riesgo en el niño de tener enfermedad celiaca, que iniciar con sabores neutros (no se bien como sería un sabor neutro, pero supuestamente la zanahoria, chayote, calabazita, etc, son neutros), otros que con sabores dulces, que para que no le agarren temor a la comida, baby led weaning es punto y aparte y lo tocaré mas adelante.
De igual forma, así como cada médico, cada guía y cada vecina le indica a uno como debe de iniciar la alimentación, hay lugares en donde se sugiere darle al pobre el mismo alimento 3 días o hasta la semana completa, que "para ver si no le hace reacción", esto de la reacción me parece muy inespecífico, ¿que podría esperar? ¿reacción podría ser llanto, pataleo, verlo panzoncito, que le cambian las pópos o que mas? porque entonces cualquier episodio de llanto inespecífico, cambio de color de las pópos (que Dios mio, sí cambian con la ablactación!) o que la mami lo vea "como que mas panzón" sería una reacción, o que tal si le sale un salpullidito (elegantemente miliaria) y ya le echó la culpa la mamá a las calabazitas y ya no comerá calabazitas nunca más, no lo se, a lo que estoy tratando de llegar explicándole las dudas que me surgieron como mamá primeriza con título de pediatra colgado, es que muchas cosas no me sonaban muy lógicas, si, están en guías, ok, pero si encontraba 3 guías, las 3 no se ponían de acuerdo, si le preguntaba a 3 colegas pediatras, los 3 me decían algo diferente... entonces a quien le hacemos caso?, pues a quien yo siempre le hago caso a costa de mi pobre e inocente meatball ratonsito de indias, a lo que decidamos mi esposo y yo, ambos con títulos colgados, ambos viéndonos las caras de "si sale mal es tu culpa".
Baby led weaning, en su traducción, sería como ablactación guiada por el bebé, osease, que aquí el que decide es el bebé, ni la mamá, ni su papá, ni su pediatra, digo, la mamá decidirá que comidita le pone en la mesita periquera, pero el chiquillo decidirá que se mete a la boca, aunque por lo que me puse en su momento a leer al parecer cada padre implementa su método, hay ciertas normas irrefutables, no semillas, no miel, ser paciente ante lo que los gringos dicen plácidamente el "gag reflex", le explican a uno que es completamente normal, que al contrario, es bueno, porque ese casi ahogamiento en el chiquillo, lo ayuda a que lo poquito que se pueda tragar se vaya por donde se debe de ir o salga para afuera, jamás introducir el dedo para sacar alimentos, mejor dar palmaditas suaves en la espalda o inclinar un poco al nene sujetándolo de la panzita "que por mas bonito que se lea es una maniobra de Hemlich... suave y con una sonrisa" y de lo mas importante, tenga escoba, trapito y trapeador a la mano o como en el caso de las mamis como yo, prepárese a hacerse de la vista gorda.
En cuanto a con que alimentos empezar tampoco se ponen de acuerdo, hay páginas en donde le explican a uno nuevamente lo de los alimentos neutros por aquello de las intolerancias, otros que dicen que lo que a usted le venga en gana siempre y cuando no sea huevo, fresas, frambuesas, crema de cacahuate, pescado, etc. por aquello de las alergias y la que yo, madre Rebelde, pediatra rebalde, decidí llevar a cabo con mi hijo (le insisto, no, no es una recomendación pediátrica, al final remataré por que no le recomendaría este método a ninguna madre, solo la orientaría si fuera una decisión que ya tuviera tomada), todo, si, todo, que coma absolutamente todo (disculpen colegas alergólogos por los micro infartos sufridos), siempre y cuando no fuera semilla, miel ni camarón; las semillas por obvias razones, la miel por aquello del botulismo y el camarón por antecedente de alergia en la familia de mi marido, de ahí en fuera, venga.
Cómo olvidar el primer día, el plan era esperar hasta que cumpliera 6 meses, soñaba con el alimento que pondría frente a él, soñaba como se lo llevaría a la boca, las caritas que haría, veía y veía videos de bebés ablactados por este fabuloso y novedoso método (ni tan novedoso, apoco cree que las mujeres de las cavernas echaban los frutillos del bosque a su multichef), bajé artículos, no artículos de "bebés y mas", pero de revistas de renombre científico como el Brittish Journal of Medicine, que apoyaban mi método rebelde, eso era todo. No logré esperar hasta los 6 meses, una semana antes llegó mi esposo con la periquera que le regaló su tía para el bautizo, dije... por que dejarla en la caja, vamos sacándola, la sacamos, la instalamos en la silla, la veía, la veía y la volvía a ver... veía a meatball en brazos de su papi y no me aguanté "hay que hacerlo, hay que ablactarlo hoy" mi marido como buen marido sabe que una happy wife lleva a una happy life pues nomás suspiró y me pasó al niño, el pobre se iba de lado, pero eso no sería un detrimento, cobijas por aquí, ropa sucia por allá y pum!, mi niño sentado bien derechito, ¿que le damos? yo soñaba con el plátano, no sabía si era neutro, ácido o alcalino, pero quería que comiera plátano.
Otra sugerencia de este método, no es darles la comida picadita como quizás usted se imagine, porque para agarrar trozos chiquitos su bebé tendría que haber dominado la pinza fina, que es la que usted ya tiene bien puesta cuando agarra una pasita con chocolate y se la echa a la boca, ellos primero tienen pinza gruesa, la que usted tiene cuando agarra un gansito (a menos que sea muy elegante y lo agarre con pinza fina y hasta pare el dedito), así que los alimentos deben de cortarse en trozos delgados como dedos, para que el chiquillo lo pueda agarrar con el puñito.
Para esto antes de iniciar el famoso método, mi hijo apenas empezaba con mucha imaginación a agarrar las cosas (ya escribiré en otra entrada el eterno suplicio de comparar a sus niños con otros y preguntarse si no "le habrá salido retrasadito... ha de haber sido aquella cervezita que me tomé embarazada en mi cumpleaños"), cuando le pusimos medio plátano ya peladito en su mesita periquera se le quedó viendo, como "esto pa´ que", ya que vimos que el plátano se empezaba a poner negrito y meatball lo seguía viendo confundido, se lo pasamos a una manita, para nuestra sorpresa de inmediato usó la otra manita para sostenerlo y se lo llevó a la boca, la carita que hizo jamás la olvidaré, una cara de.. "esto no es chichi..." pero luego, volvió a ver su platanito y se lo volvió a llevar a la boca, lógicamente no le arrancó un pedazo pero lo mordiqueó como Dios le dio a entender con sus afiladas encías, después de unos minutos tosió un poco, nada del otro mundo, mi marido y yo estábamos encantados, tomando mil fotos, tomando video, riéndonos como locos, fue un momento mágico, nuestro hijo subía un peldaño, un peldaño enplatanado, se nos estaba terminando el bebé como lo conocíamos hasta ese día.
Después de esa primera experiencia con el plátano, meatball cambió, sus poposes cambiaron, su olor nunca volvió a ser igual, madre de bebé no ablactado, huélalo, huélalo mucho, apenas pruebe un alimento y cambiará su olor para siempre, al siguiente día me dolió un poquito, me pegó en mi instinto biológico, mi hijo no olía igual, hasta pensé "me hubiera esperado la semana que le faltaba..." pero ya era muy tarde, nunca imaginé que con una lamidita de plátano cambiaría tanto su esencia, ni se diga cuando le cambié el pañal, si apenas y lo había probado!, desde ese día cambiaron las sorpresas que me encontraba en el pañal, pero para bien, de bebesito las sorpresas eran mas frecuentes y si uno no le había puesto bien el pañal, se las encontraba por todos lados, eso se termina, la sorpresa esta frente a usted y ya la empieza a ver una o dos veces al día, hay días que ni las ve y para que le de mas emoción, cambian de color cual arcoiris apestoso.
El plan con mi esposo había sido darle plátano toda esa primer semana una vez al día, pero como mi hijo va a la guardería por las mañanas, le empezaron a dar dos tomas de papillas, para esto las maestras respetaron mucho mis locuras "Doctora, quiere que le empecemos esta semana con verduras" y yo "mmm, denle lo que tengan", "también las que traen pollo dra?" , "si, también las que traen pollo", no les causó el mínimo desconcierto, por un lado era mas cómodo simplemente darle la papilla señalada por la nutrióloga que estarle dando algo en especial y como ya están acostumbradas a la despreocupada madre de meatball nazi de la lactancia pues les cayó en horabuena que al fin el pobre niño probara algo diferente, muchas cosas diferentes.
Me dije a mi misma, si ya en la guardería le están dando de todo (que acepto no me estresaba por leer que le daban día a día pese a que lo anotan en la ventana, ya si yo veía una "intolerancia" pues luego me preocupaba), pues por que no darle yo cosas nuevas en casa, era entretenidísimo ver la alacena, el refrigerador y sacar ocurrencias de que le daría esta vez, para que se de una idea, durante la primer semana le di pedazos de tomate, pedazos de aguacate, pedazos de manzana cocida, pedazos de manzana cruda, ciruela española sin hueso, pedazos de pan tostado con crema de cacahuate y sabrá Dios que tanto mas, cada día era una aventura, aveces se medio ahogaba, pero yo trataba de mantener la calma (trataba, trataba! se lo juro que sentía que me moría, esos segundos que se me medio ahogaba el pobre yo imaginaba el encabezado del periódico "Hijo de Pediatra ahogado por pedazo de aguacate" o algo así, por qué, se preguntará, todavía me lo pregunto yo, por qué le seguía dando pedazos de lo que se me ocurriera si al menos 1 de cada 3 comidas me daba el susto de la vida, por lo feliz que lo hacía comer, porque veía de un día para otro, como maniobraba con sus manitas para meterse la comida a la boca, como lo disfrutaba, por eso me aguantaba los infartos.
Después de la primer semana la cosa se complicó un poco, ese primer fin que me tocaba darle sus tres comidas en casa y yo madre hippie le ponía pedazitos de lo que mi esposo y yo estuviéramos comiendo, para esto entre semana noté que pedía menos pecho, mucho menos!, las tomas bajaron de forma impresionante y la verdad no lo extrañé demasiado, me gustó probar la libertad y quitarme del estrés de, si no estoy se muere de hambre, ya tenía otras opciones, pero ese fin de semana pasó pegado al pecho nuevamente, cuando le poníamos pedazitos de comida la mordisqueaba un poco y la soltaba llorando, se pegaba al pecho, me puse a leer y encontré que podría ser frustración por querer comer y no poder, explicaba que había que intentarle dar de comer después de darle pecho, pero apenas mejoró un poquito el problema, ese fin ya no lo disfrutamos, fue frustrante, el no se veía feliz y volvió a convertirse en el niño pegado al pecho cada 2 horas.
Tardé como dos semanas o mas en aceptar que mi hijo (no hablo de su hijo, no hablo de otro hijo, no generalizo con ningún otro niño), mi hijo quería papilla, mi hijo necesitaba papilla, empecé a hacer papillas de mala gana y le cambió el humor por completo, para no sentirme tan convencional supongo, lo dejaba que agarrara la cuchara cuando se acababa la papilla y que hiciera el cochinero del mundo, que se la metiera a la boca hasta provocarse el vómito, que se pegara en la cara con ella para degustación de su papi y mio que lo filmábamos con la cámara, así como habrá escuchado usted lo de "sin dolor no hay trabajo" o "no pain no gain", pues yo tengo el de "sin cochinero no hay felicidad", si yo no lo veo desgreñado y chamagoso, me estreso, así como lo lee, siempre soñé con un niño chamagoso y feliz y gracias al cielo se me ha cumplido y de sobremanera, quizás sería igual de feliz aunque lo trajera limpiesito y bien peinado, pero no me quiero arriesgar, que se embarre de la vida y entre más, mejor.
Para esto el gerber, si, ese invento endemoniado que es como maruchán para bebés, pasó a formar parte sinequanón de mi alacena, el primer gerber se lo dí con dolor en el corazón "cómo estoy dándole esta basura comercial azucarada a mi hijo..." cuando le vi su cara de felicidad, se me fue derritiendo el pesar y como siempre la primera vez es la difícil y luego se hace mas fácil, ya se me hizo mas fácil, pasé a ser esa mamá irresponsable en el restaurante que saca el gerber de frutas de la pañalera, cada que hace "Plop!" la tapita yo escucho "Floja!" pero ya me acostumbré al bello sonidito, tratamos de limitar el gerber a las salidas... esta bien y a uno que otro Domingo de mucho "Plop!" pero siempre con medida.
No descartamos por completo de nuestras vidas el Baby Led Weanning, no estoy segura si a nosotros no nos funcionó porque le daban papillas en la guardería o porque su madre lo imagina intubado en terapia intensiva tras cada reflejo nauseoso (que sí mamá, sí son seguido!) pero al final lo que nos funcionó fue darle papilla, eso sí, probarle de diferentes sabores y en nuestro caso, volver siempre al bendito chayote y mezclárselo con carne molida, con pollo, con papa, con lo que se nos ocurra, mientras sea chayote se lo come de lo lindo. Pero a su vez, si salimos a comer, lo dejamos que nos quite del plato lo que le venga en gana, un pedazo de apio, zanahoria, brócoli, una embarrada de chocolate, una papa frita, lo que él quiera, nos hemos acostumbrado a ser esa familia a la que otras familias ven con asombro cuando ven al chiquillo feliz mordisqueando la papa frita o el pedazo de carne, mas cuando ven que tose y su madre tranquila le da unas palmaditas en la espalda y sigue comiendo. Actualmente a sus casi 10 meses le hemos dado otra oportunidad, ya con 6 dientes chuecos asomándose, su capacidad de mordisquear ha mejorado, se ahoga menos y come más, ensucia también más y por ende es más feliz, ayer por la noche lo hubieran visto devorar pedazos de calabazita cocida, pedazitos de pierna de pollo y su ahora favorita, un pedazo de alegría de postre.
Por que, se preguntará, por que la doctorsita esta le da a su bebé lo que se le ocurre, le da pedazos enteros, le da fresa, frambuesa, higo y dice que no lo recomendaría, a pues porque es mi hijo, verá, si mi hijo se me ahoga, si mi hijo se me enrroncha, si mi hijo resulta tener una alergia casi mortal al cacahuate y se me hincha como globo con el pan con crema de cacahuate que le doy de vez en cuando, es mi responsabilidad o mi irresponsabilidad si lo quiere ver así, por qué me arriesgo, por que mi esposo y yo hemos decidido ser ese tipo de padres, hay estudios contrarios al mandamiento convencional de esperar a darle a los niños muchos alimentos, que sugieren que el dárselos de forma temprana previene en realidad a la larga estas alergias, eso si, si su hijo es alérgico al cacahuate y se le pone de muerte, se le puede poner de muerte desde la primera vez que usted le de, el porcentaje de probabilidad lo desconozco, insisto, no es una entrada con finalidad de consejo médico pero si para nada, los médicos solemos ser en gran medida muy exagerados, por eso, porque si hay un riesgo del 0.1% de un resultado desastroso por hacer algo que en realidad pudiese evitarse (en este caso con el ejemplo de darle crema de cacahuate) pues no se va a arriesgar!, si yo mamá, me arriesgué, me sigo arriesgando, con lo que es mas preciado para mi en la vida, es porque no quiero criar con miedo, no crío con miedo, crío libre, como me viene, como lo siento, como me late, como se me hace lógico, sigo pocas normas, tengo pocas reglas, me gusta verlo embarrarse, me gusta verlo encuerado lleno de bolitas de alegría por todos lados, me gusta ver como se quiere llevar todo a la boca y sí, aunque no estén estériles o recién lavaditas las cosas, lo dejo, pero yo me responsabilizo, nosotros nos responsabilizamos y entre nosotros nos echamos la culpa, es nuestro hijo.
Si algo le puedo sugerir, es que lo disfrute, es una aventura, ya sea empezar con papillas o que se anime a darle un pedazito de zanahoria cocida o que tenga nervios de acero e implemente una ablactación libre de papillas, al final es su decisión, su pediatra la va a orientar, a aconsejar, a darle herramientas, le va a dar sugerencias, le decisión es suya, al final va a terminar comiéndose la tierra de la maceta cuando menos se lo espere con todo y gusanitos, haga lo que a usted y a su familia se le acomode, verlos crecer es mágico, verlos alcanzar pequeños peldaños no tiene precio, de verdad le deseo que lo que decida los haga felices a todos, no lo force, téngale paciencia, cada niño es diferente y cada niño crece a su paso y come a su paso, al final son gentesitas propias y únicas que se nos prestan un ratito para echar a perder a nuestro modo, pero eso sí, con mucho amor, gracias por leer.
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